¿Por qué gustan tanto los mariachis en Euskadi? Una investigación pionera explica las razones

Bilbao

Son unos cuantos los programas de fiestas de pueblos que recogen conciertos de mariachis. La televisión pública vasca también retransmite ciclos completos de grupos interpretando muchos de los clásicos como Cielito Lindo o El Rey. Es indudable que este género músical proveniente de México tiene su tirón en Euskadi. Ahora una investigación pionera ofrece varias razones para que, además de Kortatu o Gatibu, también suenen en las calle vascas temas rancheros.

Mikel Artuch, miembro del grupo Los Tenampas, ha liderado una investigación antropológica que desgrana los motivos de este fenómeno cultural. En una entrevista en La Ventana Euskadi, explica que la primera raíz está en la emigración: “Muchos vascos y navarros viajaron a México en busca de oportunidades y trajeron de vuelta esa música”. Pero hay más factores, como el idioma compartido que facilita la interpretación. También el carácter festivo y comunitario de las rancheras, en línea con la afición vasca a la parranda y las sobremesas. Incluso, el cine y la radio de mediados del siglo XX hicieron de altavoz inicial.

El estudio también destaca paralelismos musicales. "La jota navarra y la ranchera comparten bravura y finales apoteósicos", sostiene Artuch en la SER. Además, los pelotaris vascos que emigraron a México llevaron consigo la pelota y regresaron con la música. “Es un género que se transmite de abuelos a nietos. Escuchar juntos El Rey o Caballo prieto azabache deja una huella para toda la vida”, destaca este navarro aficionado a esta música.

En Bilbao, uno de los grupos que mantiene viva esa tradición es Mariachi Domínguez, integrado por músicos de larga trayectoria. “Tenemos bastante acogida aquí, la gente del País Vasco disfruta mucho con esta música, sobre todo en bodas y cumpleaños”, cuenta Oswaldo Domínguez, el fundador del grupo.

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Los integrantes explican que, aunque su repertorio incluye clásicos como Cielito lindo o La Adelita, también se enfrentan a situaciones curiosas: “Nos han contratado hasta para cantar frente a la sede del Athletic, en Ibaigane, en una especie de protesta dirigida a un directivo”.

Sobre los instrumentos necesarios, lo tienen claro. “La base es una trompeta, un acordeón, una vihuela y un guitarrón, además de las voces. Con eso ya podemos tirar”, reconoce otro de los integrantes, Pablo Antonio Herrera. El grupo suele actuar en formación de cinco músicos, especialmente en verano.

Y, aunque el traje de charro es marca de identidad, no siempre resulta cómodo, sobre todo, en el mes estival. Se ven obligados a usar "camisas bordadas más ligeras". El sombrero, por supuesto, es fundamental, aunque "solo aguantamos con él los tres primeros temas. Da mucho calor”.