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Rosa Pérez, Gaptain: "El efecto presión por el primer móvil es un chantaje a la familia"

El espacio AbIAn perfila los principales indicadores a la hora de comprar un teléfono móvil a los niños y niñas

Rosa Pérez, Gaptain: "El efecto presión por el primer móvil es un chantaje a la familia"

Bilbao

El debate sobre si la prohibición del teléfono móvil es la vía más acertada para prevenir el riesgo de la tecnología entre los jóvenes está en la agenda de familias, educadores, políticos y los propios jóvenes. En el espacio sobre Inteligencia Artificial y formación digital, Rosa Pérez, directora de educación digital en Gaptain, apunta que, "antes de pensar en comprar un teléfono móvil a tu hijo, hay que pensar que hay otros dispositivos". Desde que nacen, los menores tienen acceso a diferentes dispositivos que les adentran en el mundo de la tecnología.

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En Euskadi, nueve de cada diez niños y niñas de 10 años o más usan internet. De los menores con edades comprendidas entre los 10 y los 15 años, siete de cada diez ya manejan el móvil. La compra del primer móvil plantea diferencias e incluso conflictos en el seno familiar. El argumento de la discriminación por ser el único de clase que no dispone de uno es uno de los más acuñados por los menores. Según Rosa Pérez, "el efecto presión por el primer móvil es un chantaje a la familia". En A vivir que son dos días Euskadi, ahondamos en un tema complejo al que, en ocasiones, se le brinda una solución excesivamente simplista. ¿No será la prohibición una manera de lavarse las manos?

Pasadas unas semanas desde que comenzara el curso, regresa el debate sobre la utilización del móvil en las aulas. Consultado el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, explican a la Cadena SER en Euskadi que dejan en manos de cada centro la regulación del uso del dispositivo. En el cien por cien de los centros públicos y concertados, se ha regulado ya su utilización. Ninguno de ellos ha optado por el uso libre de dispositivo. El 50% de la ESO y el 60% de Bachillerato permiten su uso siempre con un fin pedagógico y bajo supervisión del profesorado.

Una funda anti-móvil

El colegio Claret Askartza de Leioa ha recurrido a un método novedoso para sortear la picaresca del alumnado: han implantado la obligatoriedad de la utilización de una funda. Al llegar al centro, deben introducir el móvil apagado en una funda de neopreno y depositarlo en uno de los 12 puntos repartidos por todo el colegio que quedan sellados con un sistema magnético, similar al que se usa en los antirrobos de la ropa en las tiendas. Este colegio ya era un centro libre de uso de teléfono móvil pero, ahora, se garantizan su buen uso. Cada funda tiene un coste de 19 euros en un colegio con un total de 1100 alumnos y alumnas.

Aloña Velasco

Con tres décadas de experiencia en radio y televisión,...