"Entrelazados", reflexiones en torno a las pérdidas en la vida

Bilbao

El recibimiento en la Unidad Rehabilitadora de Trastorno Mental Severo de Cruz Roja Gipuzkoa es muy cálido. En la entrada, Leire Echezarreta, trabajadora social, que junto a la psicóloga recibe a la Cadena SER. Nada más entrar, la sonrisa de la directora de la Unidad, Maite Etulain. Todas ellas, junto a usuarios, familiares y resto de profesionales del centro han dado forma a una iniciativa que busca visibilizar la salude mental.

En la antesala del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el próximo 10 de octubre, este equipo de la Unidad ha plasmado negro sobre blanco sus reflexiones en torno a las pérdidas. La Confederación de la Salud Mental España ha elegido como lema para este año "Compartimos vulnerabilidad, defendamos nuestra salud mental". Así, quiere visibilizar que catástrofes naturales, como la DANA, las inundaciones o los incendios, no solo provocan una destrucción física y pérdidas materiales, sino que tienen también un acuciante impacto emocional y psicológico.

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Entrelazados nace de una experiencia común: la pérdida. Según explica la propia Leire Echezarreta, "se trata de un sentimiento que cada persona vive de manera diferente, y, sin embargo, nos conecta a todos". Las pérdidas pueden ser de muy diferente índole: desde el fallecimiento de un familiar o un amigo, hasta un despido, la muerte de una mascota, la pérdida del hogar o, incluso, de la propia identidad. Este libro abre un espacio compartido donde las palabras se vuelven necesarias para poner nombre a los sentimientos.

Las cicatrices de la pérdida

Entre las diferentes reflexiones, las de Nora y Aitor, usuarios de la Unidad, y la de José Ignacio, padre de un usuario. Todos ellos coinciden en la cicatriz que las muy diferentes pérdidas dejan en la vida y la importancia de la red familia y profesional para poder curar las heridas.

En Entrelazados, encontramos testimonios como el Ander, de 29 años, quien narra cómo a los quince años probó la marihuana. Asegura que fue el inicio de la enfermedad y que nada fue lo mismo desde entonces. María, de 28 años, perdió sus recuerdos, sus amistades e, incluso, su propia conciencia cuando sufrió un brote psicótico y fue ingresada. "El duelo ante el diagnóstico de una enfermedad crónica, explica, la esquizofrenia".