La desinformación provoca cada vez más desconfianza hacia cualquier contenido

Bilbao

La ingente cantidad de contenido que nos brinda la tecnología está facilitando la vida convirtiéndose en aliada de trámites, gestiones, labores de investigación o de creación, pero, al mismo tiempo, está ahondando el problema del descrédito informativo. Rosa Pérez, directora de Gaptain, advierte de que internet y la Inteligencia Artificial están contribuyendo a dar mayor cobertura a las llamadas fake news, algo que viene favorecido por los algoritmo que nos proporcionan aquel contenido que justifica y confirma nuestras preferencias. Hay quien utiliza la expresión bucle del ego para explicar de qué manera la tecnología nos proporciona aquello alineado con nuestros gustos y nuestra ideología.

Hay que partir de la terminología. La expresión noticias falsas no sería correcta, ya que es un oxímoron; en el momento en que es falsa, deja de ser noticia. De ahí que la recomendación sea la de emplear la palabra desinformación.

Además de por estar favorecida por los algoritmos, la desinformación se caracteriza por ser contenido más fácil de encontrar, más aditiva y compartible y más sensacionalista. En los últimos años, se ha convertido en una industria. Detrás de la proliferación de esas fake news están el rédito ideológico, político o económico.

Uno de cada tres evita informarse

Es tal el bombardeo de información que internet y la Inteligencia Artificial ponen a disposición del usuario que está generando un desapego informativo hasta el punto de poner en cuestión cualquier contenido que le llegue. De hecho, el 37% de la ciudadanía evita cualquier contacto con la información; "es el triunfo de la desinformación", advierte Rosa Pérez. No solo eso, sino que este tipo de contenido puede inducir conductas de riesgo para las personas.

Son llamativas, por ejemplo, las consecuencias que la desinformación tiene en materia de género. Los discursos antifeministas tiran de campañas de descrédito como forma de resistencia a la igualdad entre hombres y mujeres.