"Al ver que se llevaban a mi padre empecé a chillar como una loca: ¡Papá, Papá!"
La Sala Amárica acoge la exposición ‘Memoria de la deportación’, que recoge objetos y testimonios reales de los 253 vascos deportados a los campos de concentración nazis.
Fotografía del campo de Gusen expuesta en la Sala Amárica / Iker Armentia
Vitoria-Gasteiz
El uniforme real de un prisionero francés se muestra a la entrada de la sala y recuerda al visitante más escéptico la crudeza de la exposición que está a punto de visitar. Pocos objetos en el mundo cuentan con la capacidad de situar al espectador instantáneamente en una época determinada de la historia, este, por desgracia, es uno de ellos.
La Sala Amárica de Vitoria-Gasteiz hospeda ya la exposición ‘Memoria de la deportación. Testimonios vascos de los campos nazis’. Esta muestra intenta recrear de forma rigurosa y visual el drama de la deportación vasca a través de testimonios de los supervivientes, de objetos y de publicaciones conservados por las familias. La exposición supone el cierre del plan "Memoria de la Deportación 1945-2025". Coordinado por el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos - Gogora, el proyecto se ha materializado en forma de actos, presentaciones y cursillos por todo Euskadi a lo largo del año 2025. Esta iniciativa nace en el marco del 80 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis y trata de saldar una deuda que la sociedad vasca tiene con las personas deportadas y sus familias.
La exposición se encuentra comisariada por Luis Sala y ordena sus apartados cronológicamente. Con una introducción situada a la entrada que recoge varios objetos rápidamente asociables al nazismo. Entre ellos, una copia original del tristemente famoso libro Mi Lucha (`My kampf´), obra fundacional de la ideología nazi escrita por Adolf Hitler.
"Si nos preguntamos por que hubo deportación, la respuesta es relativamente sencilla: Porque hubo una Alemania nazi que puso las bases para el exterminio de gente", expone Luis Sala. "Y porque hubo una guerra civil en España, que perdió la republica, hubo refugiados españoles y vascos en Francia", comenta el comisario para explicar como más de 200 vascos acabaron en campos de concentración alemanes sin que España participara, de forma directa, en la II. Guerra Mundial.
La muestra continua repasando sucesos como el Convoy de Angulema, el primer tren encargado del transporte de civiles hacia los campos. "Allí iban dos familias vascas, la familia Arce y la familia Odria" comenta Luis Sala. Este apartado recoge, además de varios objetos conservados de las víctimas, testimonios dados por los familiares supervivientes. "Al ver que se llevaban a mi padre empecé a chillar como una loca: ¡Papá, Papá!, él volvió la cabeza un instante, y ya no lo volví a ver", narra una de las declaraciones tomadas a Lucía Odria, cuyo padre, Antonio Odria, fue asesinado en el castillo de Hartheim.
El siguiente apartado trata la llegada de los deportados a los campos de Mauthausen y Gusen. Es en esta primera fase de la deportación donde murieron la mayoría de prisioneros vascos, "Es muy famosa la escalera de la muerte por la que tenían que subir las piedras de granito con las que se construyó el propio campo. Por eso hemos querido, en este lugar de memoria. fijar el recuerdo de lo que fue la escalera junto a los nombres de las miles de personas que murieron allí", arguye el comisario de la sala.
La exposición continua repasando el avance cronológico de los hechos hasta la liberación de los de los campos. Cabe destacar un aparatado titulado "Mujeres en la deportación", que hace un paréntesis en la historia para reivindicar el papel, muchas veces olvidado, de las mujeres durante esta oscura etapa de la humanidad.
La sala "Desmemoria" cierra la exposición a modo de epílogo, haciendo un repaso documental sobre todos los aportes que han hecho posible la formulación de esta muestra.