“La DANA me cambió la mirada”: la periodista vasca Miren Garbiñe de Diego convierte su experiencia como voluntaria en su Trabajo de Fin de Grado
Un año después de las inundaciones de Valencia, la periodista bilbaína relata en Hora 14 Euskadi cómo su vivencia entre el barro y los vecinos damnificados se transformó en un proyecto periodístico sobre memoria, empatía y verdad visual

“La DANA me cambió la mirada”: la periodista vasca Miren Garbiñe de Diego convierte su experiencia como voluntaria en su Trabajo de Fin de Grado
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La periodista Miren Garbiñe de Diego viajó a la Comunitat Valenciana en octubre de 2024 para ayudar como voluntaria tras la DANA que anegó comarcas como Paiporta y Catarroja. Lo que empezó como una acción solidaria acabó siendo el germen de su Trabajo de Fin de Grado (TFG) en la Universidad del País Vasco (EHU), una obra de fotoperiodismo que un año después se ha convertido también en una reflexión sobre la mirada, la empatía y el papel del periodismo en situaciones de catástrofe.
“Después de dos días con la pala supe que aquello sería mi TFG. No fui allí a hacer fotos, fui a ayudar. Pero en medio del barro me di cuenta de que la cámara también podía servir para algo”, ha contado en su entrevista en Hora 14 Euskadi.
Del barro al objetivo: una mirada periodística nacida en el terreno
Garbiñe de Diego recuerda que decidió viajar “sin plan previo, ni acreditación ni medio detrás”, solo con la idea de aportar. Pero entre cubos, escobas y calles llenas de lodo, empezó a documentar lo que veía: “Veías personas que lo habían perdido todo y aún así te ofrecían agua o te daban las gracias. No podía quedarme con eso solo para mí”.
La periodista asegura que la experiencia le cambió su forma de mirar: “Antes pensaba que el periodismo era contar lo que pasa. Ahora creo que también es acompañar a quien lo vive. Hay que mirar con empatía, no solo con la cámara”.
De aquel viaje salió un reportaje visual con imágenes tomadas durante varias semanas, que más tarde estructuró como un relato en cinco piezas: una fotonoticia, una noticia con imágenes, un fotorreportaje, una entrevista y un fotoensayo.
“En el fotoensayo quise mostrar el paso del tiempo. Fotografiar los mismos lugares en noviembre y diciembre, cuando el barro ya no estaba, pero la herida sí. Era importante contar también lo que ocurre después, cuando ya no hay cámaras”, relata.
Cuando informar también es escuchar
Durante la conversación, Miren Garbiñe reconoce que uno de los mayores aprendizajes fue escuchar sin prisa: “Al principio algunos vecinos me miraban mal. Habían visto muchos periodistas irse rápido, buscar el titular del drama. Pero cuando les explicaba que no trabajaba para ningún medio, me abrían las puertas. Sentí vergüenza por cómo a veces tratamos el dolor ajeno”.
A través de su cámara, buscó precisamente reparar ese vínculo entre periodistas y ciudadanía. “No se trata de contar por contar, sino de mirar con respeto. De no convertir una tragedia en un espectáculo, sino en un relato humano”, explica.
La periodista insiste en que su objetivo no era solo denunciar los daños materiales, sino retratar la fuerza colectiva que surgió entre los vecinos. “Vi gente que no se conocía ayudándose, abuelos y jóvenes levantando muros, madres cocinando para los voluntarios... el periodismo también está ahí, en lo que reconstruye”.
Un año después: la huella que deja la DANA
Al cumplirse un año de las inundaciones, Garbiñe de Diego reconoce que aquella experiencia sigue marcando su manera de entender la profesión.
“La DANA me cambió la mirada. Aprendí que el periodismo no es solo informar, sino también acompañar y comprender. Y que las historias más pequeñas son las que más verdad guardan”.
Su trabajo, titulado La DANA de Valencia: un relato visual desde el barro, ha sido reconocido con Matrícula de Honor por la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la EHU. Pero para ella, el verdadero valor está en haber podido “dar voz a quienes ya no la tenían”.
“Quise contar la historia desde dentro, no como periodista, sino como persona. Porque cuando estás con la pala en la mano y ves a una familia intentando salvar sus recuerdos, entiendes que hay verdades que no se pueden escribir desde la distancia”, concluye.




