“El 99% de los deepfakes pornográficos tienen como objetivo a mujeres”: Deusto analiza la desinformación de género en el periodismo

San Sebastián

La Facultad de Comunicación de la Universidad de Deusto ha convertido este miércoles una de sus aulas en un espacio de debate y análisis sobre un fenómeno en expansión: la desinformación de género. Durante una sesión formativa dirigida al alumnado de Comunicación, la investigadora y profesora Miren Gutiérrez ha diseccionado cómo campañas coordinadas de contenido falso o manipulado se utilizan para atacar, desacreditar y silenciar a mujeres que ocupan el espacio público, especialmente periodistas.

“Lo que estamos viendo no es solo acoso digital; es desinformación de género con un componente sexual y sexista muy claro, dirigida contra mujeres que informan, opinan o hacen política”, ha señalado Gutiérrez ante el alumnado, a quien ha instado a reflexionar sobre “cómo se produce, circula y se combate este tipo de desinformación” y a asumir su futura responsabilidad profesional en este terreno.

La sesión ha partido de una definición precisa: la desinformación de género es la difusión deliberada y orquestada de contenido falso o manipulado, en ocasiones creado mediante inteligencia artificial, con el objetivo de engañar, desacreditar o ejercer control sobre mujeres visibles en el espacio público. Aquí se enmarcan os ataques a periodistas como Silvia Intxaurrondo, Almudena Ariza, Ana Bernal-Triviño o Inma Carretero, y es un fenómeno neutro: se apoya en estereotipos sexistas, en la sexualización y en campañas organizadas, explica.

La investigadora advierte de que los efectos se perciben en varios niveles. En el plano personal, señala, muchas mujeres periodistas sufren “ansiedad, depresión, estrés, autolesión y aislamiento social”. En última instancia, se genera un “silenciamiento y autocensura generalizada en ámbitos públicos”. Según cifras de UNESCO, el 73% de las periodistas ha sufrido algún tipo de violencia en línea y el 20% ha padecido agresiones físicas vinculadas a campañas digitales, especialmente cuando cubren temas de género, política o asuntos polarizados.

Durante la formación, el alumnado podido ver casos reales, como las “denuncias de acoso digital y violencia machista” expuestas por Almudena Ariza y otras corresponsales, quienes reciben “insultos, amenazas y deseos de violación y de muerte” por ejercer su labor en zonas de conflicto.

Algoritmos a debate

Una parte central de la sesión se ha dedicado a las plataformas digitales: “no son redes ni son sociales; la red somos nosotras, no Facebook ni Meta” se ha referido en relación a las empresas cuyo modelo de negocio se basa enn recopilar datos, generar y retener atención y transformarla en un producto monetizable.

Para Gutiérrez, la clave está en que los futuros profesionales desarrollen pensamiento crítico y competencias éticas y tecnológicas: “Subir vídeos a TikTok no te hace desarrollar un pensamiento crítico”, afirma. Por ello, la iniciativa busca formar a jóvenes capaces de “protegerse, proteger a sus colegas y convertirse en agentes activos de cambio” frente a la violencia digital y la desinformación. Ante las preguntas del alumnado sobre qué se puede hacer cuando los algoritmos “quedan lejos”, la investigadora ha insistido en la importancia de hablar de ello, generar pensamiento crítico, entender las burbujas informativas y, en la medida de lo posible, “despistar al algoritmo”.

La investigadora concluye que, pese a la gravedad del fenómeno, todavía existe margen de acción: “Estamos en un momento en el que podríamos parar la desinformación de género si hubiera las políticas, la regulación y la concienciación adecuada”. La sesión en Deusto se ha presentado como un paso más en esa dirección, con la universidad asumiendo su papel como espacio de formación y también de protección frente a una violencia que ya no se limita a la calle, sino que viaja, amplificada, por las pantallas.

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