El fundador de Behar Bidasoa, conocido por su “vida sencilla y humilde”, deja un legado ejemplar
La ONG afronta ahora un nuevo ciclo con el desafío de continuar su legado ético y solidario
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La ciudad de Irun despedía el pasado viernes a Agustín Ugarte, fundador y presidente de la ONG Behar Bidasoa, fallecido a los 93 años. Su muerte deja un vacío profundo no solo en su entorno cercano y en la comarca del Bidasoa, sino también en países tan distantes como Ruanda, Paraguay o diversas zonas de Sudamérica, donde su labor solidaria ha dejado huella durante casi medio siglo.
Ugarte, Medalla de Oro de Irun desde 2010, era conocido por su humildad, su firme coherencia vital y su convicción profunda de que “se hace lo que se puede, que no es mucho”, frase que repetía con frecuencia y que sus colaboradores recuerdan como reflejo de su personalidad modesta y entregada.
Agustín Ugarte junto a jóvenes africanos.
Agustín Ugarte junto a jóvenes africanos.
Una figura irrepetible para Behar Bidasoa
La noticia de su fallecimiento ha supuesto un impacto notable dentro de la organización que él mismo impulsó en 1976, inicialmente vinculada a los Amigos del Tercer Mundo, y que desde 1989 opera como Behar Bidasoa.
María Serrano, responsable de comunicación de la ONG y familiar de Ugarte, ha destacado estos días la mezcla de tristeza y responsabilidad que afronta la entidad: “Queremos seguir adelante, aunque nos toca ahora un proceso administrativo complicado. Agustín estuvo activo hasta la última semana, enviando información, manteniendo contacto con colaboradores… su presencia era constante”.
Javier Goñi, tesorero y cofundador, subraya la buena salud económica de la organización y ha explicado que la transparencia fue siempre un pilar del trabajo de Ugarte: “La gente sabía que lo que donaba llegaba íntegro a su destino. Él mismo lo explicaba en circulares, cartas y memorias, hasta el último día”.
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Fernando San Martin, exdirector Foral de Cooperacion:
El teléfono que siempre sonaba
Ugarte fue durante décadas la primera persona a la que llamaban misioneros y colaboradores en momentos de emergencia. Desde inundaciones devastadoras en Haití hasta necesidades puntuales en América Latina o África, la ONG reaccionaba con rapidez, en gran parte gracias a la coordinación directa que él mantenía.
María Serrano lo ha resumido así: “En la memoria de muchos proyectos, el número que se marcaba era el de Agustín. Él escuchaba, gestionaba, buscaba apoyo y actuaba”.
Testimonios desde el mundo: Ruanda y Paraguay
Las voces que mejor explican el impacto de Ugarte llegan desde miles de kilómetros de distancia. Mari Cruz Andueza, ha sido misionera en Paraguay durante más de 30 años, lo define como un hombre “especial, entregado a los más pobres, siempre optimista y lleno de fe en el futuro”.
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Maricruz Andueza, misionera en Paraguay:
Para Milagros Sanz, coordinadora del Polo de Desarrollo de Kabuga , su primera impresión fue reveladora: “Pensé que era un multimillonario por todo lo que ayudaba. Cuando lo conocí y vi su austeridad, me conmovió. Vivía con lo mínimo, pero con una coherencia extraordinaria. La confianza que generaba era absoluta”.
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Milagros Sanz, coordinadora del Polo de Desarrollo de Kabuga:
Desafío de futuro: conectar con la juventud
Behar Bidasoa afronta ahora el reto de atraer a nuevas generaciones. “No es que la gente joven no quiera colaborar”, ha explicado María Serrano, “pero viven en un ritmo acelerado. Tenemos que buscar nuevas formas de participación, que no exijan tanto tiempo pero permitan que sientan que pueden aportar”.
Para ello, la ONG prepara iniciativas especiales de cara a 2026, cuando se cumplirán 50 años de colaboración con Kabuga.
