Juanjo Álvarez: "Hace falta alguien que introduzca una visión reflexiva, tranquila, a la vez comprometida, y esa siempre ha sido Iñaki"

San Sebastián

Iñaki Gabilondo, es uno de los periodistas más respetados de España, su rigor informativo, su mirada crítica y su capacidad de análisis, además de su sensibilidad y su virtud para conectar con la audiencia lo han convertido en una voz imprescindible en la información y la opinión, es por ello que el Premio de Humanidades y Comunicación lleva su nombre.

Este año, el afortunado para llevarse este galardón ha sido Juanjo Álvarez, catedrático en derecho internacional por la Universidad del País Vasco. El jurado ha reconocido su especial capacidad para construir puentes entre la investigación jurídica, la convivencia y la divulgación. Álvarez es miembro activo en fundaciones científicas y sociales de referencia como Ikerbasque, Matia o Globernance. Además ha sido premiado por Eusko Ikaskuntza por sus contribuciones académicas. En definitiva, este galardón reconoce una labor que transciende la universidad, su capacidad para hacer comprensible lo complejo, para inspirar reflexión cívica y para contribuir a una sociedad más informada, libre y consciente de su papel en el mundo.

Precisamente, Juanjo Álvarez subía al escenario de la mano de Iñaki Gabilondo, encargado de entregarle el premio. En su discurso no podía ocultar su alegría por recibir el galardón ni su admiración por quien fue una de las grandes voces de la radio española: “Al recibir un premio con el nombre de Iñaki Gabilondo, pensaría que ha entrado en la cocina de casa, en el coche cuando va reflexionando solo o incluso haciendo footing; invita a la reflexión”.

Álvarez aseguraba que, en estos días en los que “vivimos momentos de cronocompetencia, de velocidad y de ruido”, hace falta “alguien que introduzca una visión reflexiva, tranquila y a la vez comprometida, y esa siempre ha sido Iñaki”.

El catedrático invitaba a reflexionar, y es que “en tiempos tan convulsos como los que estamos viviendo, donde la autocracia tiene una especial capacidad de atracción, esa pereza del sentimiento que es el populismo solo se vence con el civismo, y el civismo se cultiva con la palabra”. Entonces recordaba el libro escrito por Ángel Gabilondo, Alguien con quien hablar, que “habla de los afectos”, pero añadía: “Iñaki hace algo más: enseña a escuchar, cosa que difícilmente hacemos. Hacemos monólogos sucesivos, no escuchamos, desconectamos y nos trivializamos más”.

También lanzó un mensaje para los medios de comunicación, señalando que “cada vez más se están convirtiendo en algo que satisface nuestra necesidad de identidad y no en algo que informa. Y hacen falta medios que informen, y una ciudadanía crítica que, a partir de ahí, seamos capaces de vivir en desacuerdo, que eso es lo que es la democracia”. Por ello, enaltece aún más la figura de Iñaki Gabilondo y asegura que “recibir un premio es una razón de motivación en una trayectoria, y todavía creo que la palabra, el pensamiento y la reflexión no podemos dejarlos de lado nunca”.

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