La tensión en el alquiler crece en Gipuzkoa pese a las nuevas medidas de vivienda
Los límites al precio, la prórroga automática de contratos y el auge de los alquileres temporales no frenan la incertidumbre entre propietarios e inquilinos, mientras afloran casos de picaresca y un mercado cada vez más restrictivo.

La tensión en el alquiler crece en Gipuzkoa pese a las nuevas medidas de vivienda
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San Sebastián
La aplicación de las nuevas medidas destinadas a contener los precios del alquiler en Gipuzkoa avanza entre dudas, tensiones y efectos secundarios no previstos. Desde hace dos meses está en vigor el índice de precios de referencia para los municipios declarados zonas tensionadas, una herramienta que permite topar los alquileres y que, junto a la prórroga automática de hasta tres años para contratos que vencen, pretende dar un respiro a los inquilinos. Sin embargo, la realidad del mercado muestra una convivencia compleja entre normativa, necesidades urgentes de vivienda y una oferta cada vez más reducida.
En Donostia, algunos inquilinos denuncian que la declaración de zona tensionada ha derivado en un auge de contratos temporales, que muchos propietarios utilizan para evitar la prórroga extraordinaria. El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, José Luis Polo, matiza que estos contratos solo son legales si existe una causa real de temporalidad —estudios, obra laboral o estancias por un periodo limitado— y advierte de que, de no cumplirse, el inquilino puede reclamar que se reconozca el alquiler como vivienda habitual. Aun así, admite que la falta de inspección facilita la aparición de “picaresca”.
Mientras tanto, colectivos como Stop Desahucios alertan de que cada vez más familias reciben avisos de desalojo en un mercado donde la oferta de larga duración es escasa y los requisitos para acceder a un piso —nóminas altas, garantías y seguros— excluyen tanto a rentas bajas como a capas crecientes de la clase media. La prórroga extraordinaria está siendo para algunos la única vía para evitar abandonar su vivienda sin alternativa habitacional.
Los ayuntamientos afectados tratan de desplegar medidas complementarias. En Rentería, primera localidad de Euskadi declarada zona tensionada, la alcaldesa Aizpea Otaegi destaca que las restricciones han reducido el interés inversor y facilitado que compradores jóvenes accedan a vivienda en propiedad, aunque insiste en que el control de precios debe acompañarse de construcción de vivienda protegida, rehabilitación del parque existente y políticas contra la vivienda vacía.
Aun así, los expertos coinciden en que el principal problema sigue siendo el corto plazo. La escasez de oferta inmediata y el precio desorbitado del alquiler hacen insuficientes las medidas recién aplicadas. Polo defiende que sin una intervención más firme y un pacto amplio sobre vivienda, la situación difícilmente mejorará. “Construir miles de viviendas puede funcionar a largo plazo, pero para frenar la tensión actual hace falta actuar de manera más contundente”, afirma.
El año termina con el mercado del alquiler como uno de los mayores retos de Gipuzkoa. Y, a tenor de la tendencia y las voces del sector, también será uno de los principales debates de 2026.
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Nerea Rodríguez Iñarra
Soy periodista por la UPV/EHU con mención en Dirección de Comunicación y Máster en Comunicación Multimedia...




