La Real Sociedad se mete en octavos de final de la Copa del Rey en la última jugada del partido (1-2)

Sin sufrimiento no hay éxito. Y tocó sufrir, y mucho en el Nuevo Pepico Amat. Uno de los rivales más potentes de la Primera RFEF puso contra las cuerdas a una Real Sociedad que volvió a mostrarse frágil y sin ideas. En la última jugada del partido se llevó el triunfo el equipo dirigido por Jon Ansotegi. Con garra, sabiendo que era un partido complicado, por la situación en el banquillo y porque el momento de la Real no es bueno. Pero quizás eso fue lo mejor. Esa garra, esa unidad en la celebración. Conocedores de que el fútbol no está siendo el mejor ni de lejos, pero ganando, que es lo que se debía hacer.

La primera parte fue mala. Con bastante pocas ideas y con un par de jugadores destacados: Gonçalo Guedes y Jon Martín. Poco más. La segunda parte la Real salió algo mejor pero mediado el segundo tiempo las tornas cambiaron. Los locales sacaron a sus titulares (salieron de inicio con muchas rotaciones), y por su parte, la Real agitó el árbol como pudo. Luka Sucic, discutido cuanto menos, se vistió de héroe para marcar el 0-1 con un buen gol, de pillo, haciéndose el hueco.

Pero la alegría en la casa del pobre, dura siempre más bien poco. En la siguiente jugada, Clemente estrellaba el balón en el poste y en la continuación de la acción, Quintana marcaba un golazo por toda la escuadra imposible para Marrero. Eso sí, el delantero del conjunto alicantino remató solo, en el área, sin nadie obstaculizándole.

En el juego hay poco positivo que sacar. Pero en lo mental hay mucho. Cuando parecía que estaba más cerca la prórroga, o el gol del Eldense, Guedes, en una gran acción invidual, vio desmarcarse a Pablo Marín que con un toque sutil batía a Pablo Valencia y desataba la locura en el banquillo txuri-urdin, conocedor de la importancia de ese gol, en la última jugada del partido.

Primer partido de la "era Ansotegi" que se salda con victoria. Con sufrimiento, pero con victoria que es lo importante. Lo próximo será visitar al Levante e ir al parón navideño con la "tranquilidad" de que todavía hay tiempo para ilusionarse con la Copa del Rey.