“Empezamos pensando que serían seis meses y ya llevamos diez años repartiendo millones de comidas”
El impulsor de Zaporeak repasa una década de trabajo humanitario en los campos de refugiados de Grecia y el apoyo actual a Gaza pese a las dificultades para actuar sobre el terreno

“Empezamos pensando que serían seis meses y ya llevamos diez años repartiendo millones de comidas”
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San Sebastián
Lo que comenzó en 2015 como una ayuda puntual de seis meses a personas refugiadas que huían de la guerra de Siria se ha convertido en una década de trabajo humanitario ininterrumpido. Zaporeak, la iniciativa solidaria impulsada desde Euskadi, cumple diez años de actividad en los campos de refugiados, principalmente en Grecia, donde ha repartido entre nueve y diez millones de comidas.
“Nunca imaginamos que diez años después íbamos a seguir aquí”, reconoce Peio García Amiano, uno de sus integrantes. El proyecto arrancó en lugares como Lesbos o Chíos, en un contexto que durante años ocupó titulares, pero que con el tiempo fue desapareciendo de la agenda mediática pese a que la situación de las personas refugiadas continúa siendo crítica.
Actualmente, la organización mantiene su trabajo en Grecia, donde la situación se encuentra relativamente estable tras momentos de gran tensión provocados por el auge de la extrema derecha. Desde Zaporeak reconocen haber sufrido agresiones directas en el pasado, incluidos ataques físicos, aunque aseguran que en estos momentos pueden desarrollar su labor con mayor tranquilidad.
El contexto internacional sigue marcando sus prioridades. Gaza es uno de los territorios donde han intentado intervenir directamente, aunque la gravedad de la situación impide por ahora la instalación de cocinas sobre el terreno. Aun así, Zaporeak colabora activamente a través de ONG locales, enviando alimentos y recursos económicos para apoyar a la población civil.
La financiación de esta labor solidaria se apoya, entre otras iniciativas, en actos populares como el que organizan cada año en la plaza de Gipuzkoa de Donostia durante Santo Tomás. Allí, con el apoyo del Ayuntamiento, montan una carpa en la que celebran el Campeonato de Euskal Herria de chistorra y venden bocadillos elaborados con producto de calidad. Todo lo recaudado se destina íntegramente a fines humanitarios.
“Con lo que sacamos en Santo Tomás hicimos el primer viaje a Chíos, y ahí empezó todo”, recuerdan. Este año, el dinero recaudado irá destinado íntegramente a Gaza, en un nuevo gesto de compromiso con quienes viven en situaciones extremas.
Diez años después, Zaporeak continúa trabajando “sin parar”, demostrando que la solidaridad sostenida en el tiempo puede marcar la diferencia, incluso cuando los focos mediáticos se apagan.

Nerea Rodríguez Iñarra
Soy periodista por la UPV/EHU con mención en Dirección de Comunicación y Máster en Comunicación Multimedia...




