Miguel de Molina y su destierro cacereño

Cáceres

Medio siglo después del final de la dictadura, aún emergen nombres y biografías que estuvieron cerca de ser borradas. Uno de ellos es Miguel de Molina, el llamado Rey de la Copla, un artista excepcional que en 1940 fue desterrado a Cáceres por su orientación sexual y sus simpatías republicanas.

Tras la Guerra Civil, Miguel de Molina intentó seguir trabajando, pero su negativa a renovar contrato con el nuevo régimen le costó caro. El 9 de noviembre de 1939 fue brutalmente agredido en Madrid y poco después la Dirección General de Seguridad ordenó su confinamiento en Cáceres. Llegó a la ciudad el 19 de marzo de 1940 al Hotel Álvarez —hoy Alfonso IX— donde permaneció semanas prácticamente encerrado, vigilado y obligado a fichar en comisaría.

Durante su estancia, Miguel apenas salió a pasear por el casco histórico. Se refugió en la lectura y en la escritura de cartas que escondía por miedo a registros policiales. En Cáceres conoció a Juan Solano, entonces alférez, quien más tarde se convertiría en uno de los grandes compositores de la copla gracias al impulso del propio Miguel.

Hoy, una placa en la habitación 26 del Hotel Alfonso IX recuerda aquel destierro.

Protagonista de Tiempo Negro

La figura de Miguel de Molina ha formado parte del ciclo Tiempo Negro, organizado por la Diputación de Cáceres para rescatar episodios silenciados de la represión franquista. Además, la exposición "Embrujo, los mundos de Miguel de Molina" mostró su faceta múltiple: cantante, coreógrafo, diseñador y símbolo de la lucha contra la persecución LGTBI y artística.

El mensaje es claro: recordar para que la historia no se repita. Como señalaron los investigadores en las charlas del ciclo, se trata de devolver a los personajes el lugar que les corresponde, más allá de ideologías. Porque, al final, hablamos de seres humanos.