El trabajo ya no garantiza huir de la pobreza

Santiago de Compostela

El trabajo ya no es la garantía para que una persona no caiga en situación de pobreza. Cada vez hay más gente que pese a contar con un empleo se encuentra en riesgo. Ha aumentado en cuatro puntos el volumen de personas en esta situación, hasta llegar al 17,9%. Es una de las principales conclusiones del informe del Estado da Pobreza en Galicia que arroja algún detalle positivo, como la mínima reducción del volumen de personas que estaban en riesgo de pobreza o exclusión social.

A finales de 2021, en Galicia había 678.000 residentes (un 25,2% de los gallegos) en riesgo, 4.000 menos que el año anterior, aunque es cierto que con una clara diferencia entre sexos. Si bien se redujo en 12.000 hombres, hasta los 311.000, sube en un 0,7%, en 8.000, el número de mujeres en riesgo de pobreza o de exclusión. La tasa global, en todo caso, se reduce en Galicia, a diferencia de lo que pasa en el conjunto de España. Esta reducción permite avanzar en el camino marcado en el Plan Estratéxico 2022-2030 de Galicia, pero todavía se está muy lejos del 14% que se establece como objetivo.

La pobreza se feminiza y se agrava en el caso de los hogares monoparentales (54,3%). El riesgo de pobreza afecta especialmente a menores de 16 años y a personas que tienen entre 16 y 24. En el último año creció más la tasa AROPE en las zonas urbanas, mientras que se redujo en el rural.

Esta tasa AROPE está compuesta por diferentes indicadores. Por un lado, la tasa de pobreza (hogares con menos de 795€ de ingresos al mes, o de 1.669 en un hogar con dos adultos y dos menores) bajó del 22,1% al 20,2%. La tasa de pobreza severa (ingresos de 530 euros al mes o 1.112) cayó del 9,4% al 8,8%. Son 16.000 menos que el año anterior.

Una de las reflexiones de los autores del informe es la importancia de medidas como la tarxeta básica. Sin ella, y sin medidas como las puestas en marcha por el Gobierno central, como los ERTEs o el Ingreso Mínimo Vital, habría 127.000 personas más en situación de pobreza.

El año pasado bajó la intensidad de trabajo en el hogar (en los que se trabaja al menos del 20% del potencial), una tendencia que, sobre todo, afecta a las mujeres. Se estrena el indicador de Privación Material e Social Severa, que se sitúa en el 6,2% de la población. De ellos, el 57% son mujeres.

Una de las últimas conclusiones es que se agrava la emergencia de vivienda, aumenta el número de hogares que se retrasan en el pago de su vivienda.