Aspas y Aidoo rescatan al Celta de un nuevo naufragio

Vigo

Iago Aspas no va a durar toda la vida. Ojalá sí, pero cumple años y sigue mejorando como el vino. Estaba acabando el partido con un Celta tan anárquico como bloqueado, que no era capaz de que Soria tuviese que lucirse demasiado. Y en ese minuto 89, en la enésima vez que se ofrecía para iniciar la jugada, Aspas se cae a banda derecha, aguanta al lateral izquierdo y saca un centro medido, tenso, maravilloso que Aidoo remacha de cabeza al fondo de la red. La doble A evitó al Celta sumar su 6 derrota en 7 partidos y permite no indultar al Getafe después de hacerlo con el Pucela.

De inicio las propuestas eran claras: el Celta intentaba generar por las bandas porque le cuesta una barbaridad por dentro y el Getafe se había disfrazado de Valladolid. Quique se había leído el libro de Pacheta y también uno sobre el Feng Shui. Ten paciencia y espera tu oportunidad. Y eso fue lo que pasó. El Getafe apenas tuvo la intención de cruzar el centro del campo. Se ordenó, defendió bien y muy junto y no pasó demasiados apuros. Tranquilos aunque la estadística podría hablar de no sé cuanto de posesión del Celta o no se cuantos disparos aunque habíamos escogido los más baratos del catálogo. El caso es que Soria se fue al descanso sin manchar ni la camiseta ni el pantalón. Y cuando moría la primera parte, el Celta de Coudet demostró que tiene una mandíbula de cristal. El Geta no quería casi atacar pero era el atracador al que le viene la víctima propiciatoria con la cartera en la mano y contando los billetes. Viene provocando. Y eso fue el Celta. Malísima decisión de Unai que decide barrer en la frontal a Unal cuando el control se le había ido largo. Mal enemigo para dejarle una falta ahí. Y en la primera que tuvo el equipo de Quique, golazo de Unal. Unal y Mayoral en el campo, Portu y Jaime Mata en el banquillo y Munir en casa. 5 delanteros tiene el Getafe por 2 el Celta. Y eso que nos harían más falta a nosotros que a ellos. Pero el fútbol es fútbol.

El equipo se fue muy tocado y las caras del público eran de miedo. Coudet tardó en mover el banquillo y el Celta no encontró demasiada claridad. Solamente Veiga tuvo la valentía para intentarlo y probar...con criterio. Porque presuntos disparos hubo muchos, en homenaje a aquella gran frase de Charly Rexach de "ocasiones lo que se dice ocasiones no tuvimos demasiadas; ahora medias ocasiones muchísimas". Pues eso fue el Celta, un equipo de medias ocasiones. El Celta es ese club que decide prescindir de su constructor de juego sin traer a nadie que pueda ejercer de constructor de juego. El Chacho busca a alguien que pueda hacer de Denis Suárez pero nadie se parece. No es justo exigirle a Veiga que saque las castañas del fuego cuando el equipo está en el alambre. Los rivales lo saben y solamente tienen que neutralizar a Gabri Veiga para cortocircuitar al equipo. En la segunda parte los celestes empujaron más por necesidad que por juego. Le pusieron ganas, poco orden, muchos nervios, hasta que Iago Aspas paró el reloj y se inventó un pase sobre la hora que ha evitado un incendio de los buenos.

Si en octubre ya hay jugadores que se esconden o que rinden muy por debajo de sus posibilidades, bien haría el entrenador en intentar rotar y activar al banquillo porque hay titulares que necesitan un descanso sobre todo mental como el comer. El Celta ha salvado su primer matchball de la temporada. Si uno analiza como se celebró en Balaídos, se dará cuenta que hoy fue el primer día que volvieron los fantasmas de no hace tanto. Y otra vez él, Iago Aspas volvió a sacarnos las castañas del fuego. Ya sé que no va a durar toda la vida. Pero que vida nos está dando.