Tras la puerta precintada del 2ºH aún se pueden ver los rastros del crimen, gotas de sangre en el descansillo. Es ahí donde vivía María de 56 años, asesinada a puñaladas a manos de Pablo de 63 años, un vecino de su mismo bloque. La voz de alarma la daba pasadas las nueve de la noche una vecina que escuchó los gritos de auxilio de la mujer y llamaba a la policía , pero cuando se personaron los agentes, no pudieron hacer nada por la víctima. Sí detener al hombre, que se entregó sin prestar resistencia. Según la policía nacional no existían denuncias previas entre ellos, pero los vecinos aseguran que los conflictos eran continuos y que existe un escrito que presentó él al presidente de la comunidad hace 20 días quejándose de la situación. Nadie esperaba en todo caso un desenlace como este. Un asesinato con arma blanca. De hecho otra vecina que escuchó los gritos anoche, no se podía imaginar que fuese por una agresión. María llevaba seis años viviendo en el edifico. Él algo más. Se espera que tras declarar ante la policía mañana, martes pase a disposición judicial para hacer lo propio en el juzgado de instrucción número seis que es quien lleva el caso. El concello ha decretado un día de luto oficial con la bandera a media asta y han trasladando su pésame a la familia mostrando su rechazo “a un crime tan terrible”.