El jefe de maquinistas considera que el Adif tenía que haber percibido el riesgo de la curva de A Grandeira
Mazaira declara que ni siquiera con el ERTMS activo se hubiera podido evitar un accidente que no se hubiera producido de existir las balizas que se instalaron un mes después
Santiago de Compostela
La curva de A Grandeira no era segura porque no contaba con las balizas necesarias para frenar el tren y tampoco estaba lo suficientemente señalizada. Es lo que declaró el jefe de maquinistas, José Ramón Iglesias Mazaira, que en la sexta jornada del juicio por el accidente del Alvia explicó que él había detectado el riesgo, lo comunicó, y aseveró que no entendía cómo no lo habían percibido los responsables de seguridad del Adif.
Mazaira comentó que, debido a la falta de señalización, "hay que jugar mucho con la memoria y la atención excesiva". Repasando la formación que se le daba a los pilotos, detalló que él recomendaba empezar a frenar al ver la señal avanzada, pero que "no está pensada para funcionar como referencia". Sobre este punto, reiteró en varias ocasiones que era "una referencia subjetiva", como podría haber sido "una casa o un viaducto".
"Todo dependía del factor humano", insistió Mazaira, que declaró que "aún con el ERTMS el riesgo era el mismo". Un punto importante porque muchos expertos han señalado que con este sistema de seguridad, el accidente se hubiera podido evitar. El jefe de maquinistas expuso que como consecuencia de la falta de balizas el accidente no se hubiera podido evitar.
Precisamente el cambio de sistema entre ASFA y ERTMS es otra de las claves, porque se produce justo en el mismo punto en que había que reducir la velocidad de 200 a 80 kilómetros por hora. Si el sistema ERTMS de a bordo hubiera estado activo y no desconectado, el maquinista hubiera recibido un aviso que le habría permitido tener referencias espaciales. Según explicó, en ese punto, de haber estado funcionando, el maquinista tendría que confirmar el cambio de sistema, porque si no, cinco segundos después, el tren empezaría a frenar solo, pudiendo detenerse en 2.000 metros.
Pero la clave, en opinión de Mazaira, era la deficitaria señalización, algo que él notificó por carta y que Renfe decidió no cambiar porque consideraban que la transición estaba "amparada normativamente". Después del accidente se cambió la señalización y se instalaron unas balizas que, de haber existido el 24 de julio de 2013, hubieran evitado el accidente.
Sobre el uso del móvil, comentó que tenía que llevar operativo el de trabajo y que debía cogerlo, porque no estaba claramente recogido en las normas las condiciones en las que sí o que no lo debía atender, aunque sí que se marcaba que la conversación debía durar lo mínimo imprescindible. Mazaira admitió que había sido "imprudente", pero que, en principio, tenía que atenderlo.
La falta de seguridad, un comentario recurrente
El jefe de circulación de la estación de Santiago, José Luis Carrera García, afirmó que "había escuchado comentarios de maquinistas que se quejaban de la falta de seguridad", un comentario "que se hacía en general", cuando se decía que "la entrada era complicada", con particular atención a la curva da Grandeira.
"Era una cosa más que se podía mejorar, como otras", prosiguió, antes de añadir que él no había "percibido riesgo de accidente". A preguntas del fiscal, respondió que no se lo había comunicado a nadie porque no era su responsabilidad. "Las evaluaciones de riesgo se hacen antes, yo no las puedo cambiar", reiteró.
"El maquinista se quería morir"
La sexta sesión comenzó con el testimonio de dos vecinos, de los primeros n bajar a la vía, y que acompañaron a Francisco José Garzón a la zona de emergencias. Ambos coincidieron en declarar que el maquinista estaba "en estado de shock". "Yo pensaba que había sido un atentado, le pregunté si hubo una explosión, y dijo que nada de eso. Que había sido culpa de él, que había sido un despiste. Dijo que no se podía circular a esa velocidad, que ya lo había denunciado", declaró el primero.
También señalaron que "iba diciendo que se quería morir, que por qué no se había muerto él". A ninguno le mencionó que fuera hablando por el teléfono, pero sí que comentó que "si pillo al de seguridad lo mató", tal y como admitió uno de los vecinos, a preguntas de una abogada.
Iñigo Caínzos
Redactor en Radio Galicia desde julio de 2021. Graduado en Administración y Dirección de Empresas y...