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Taça de Portugal

Aquella auténtica locura del Leixoes de Carlos Carvalhal

El técnico del Celta llevó a un tercera división a la final de la Taça de Portugal

www.leixoessc.pt

vigo

“Tendrán que pasar 100 años para que se pueda repetir una historia tan bonita como la nuestra en el fútbol portugués”. Esto era lo que decía Carlos Carvalhal después de que su Leixoes Sporting Clube se metiese en la final de la Taça de Portugal en la temporada 2001/2002. La historia de un modesto club de la tercera división portuguesa que se creyó que podía dar la campanada en la Taça y así fue. Y eso que la cosa no pintaba nada bien para el equipo de Matosinhos cuando, en su primera eliminatoria contra el Pevidém, se equivocan de hora y llegan tarde al partido. El otro equipo ya estaba terminando el calentamiento y, el Leixoes, todavía estaba llegando al campo. Tuvieron que jugar casi sin calentar y muchos jugadores acabaron vomitando en el propio césped. Pero ganaron ese partido 0-1 y dieron un primer paso; un paso que nadie pensaba a esas alturas de tornero que iba a ser tan histórico.

El Leixoes llevaba desde el 94 en la II División B portuguesa e intentaba subir de categoría pero no era capaz. Esa temporada, el presidente Teixeira decide convencer a un entrenador de Braga, Carlos Carvalhal, que estaba entrenando en la máxima categoría. Alguna gente no entendía porqué aceptaba Carvalhal esa opción, pero el reto de poder hacer crecer al Leixoes e intentar el ascenso de categoría le pareció apasionante. Cuenta que cuando fue a Matosinhos a ver un partido y vio el ambiente del Estadio do Mar, le dijo al presidente Teixeira que quería aceptar el proyecto. Pero nadie pensaba que iba a ser la Taça la que cambiaría, seguramente, parte de la historia del fútbol portugués en la competición del KO.

Después de eliminar al Pevidém, le tocó jugar en casa contra el Chaves. Un equipo que conocía perfectamente Carlos Carvalhal ya que había estado en sus filas como jugador. Ante un rival de superior categoría, el sorprendente Leixoes daba la primera campanada eliminando al Chaves. El Leixoes, que jugaba en su propio estadio, había aguantado las acometidas del rival y lograba llevar el partido a la prórroga. Cuando todo el mundo pensaba en los penaltis, un gol de Pedras en el 119 de partido, metía a los de Carvalhal en la siguiente eliminatoria. El Estadio do Mar celebraba tamaña gesta y ya soñaba con la siguiente ronda de la Taça de Portugal.

En la cuarta eliminatoria esperaba el Varzim, que estaba en la máxima categoría del fútbol portugués. Un rival muy complicado que hacía casi inviable el poder seguir soñando con pasar de ronda. Pero el Leixoes no había dicho la última palabra. Tenía la dificultad añadida de tener jugar como visitante en el Estadio do Varzim Sport Clube. El partido llegó a la prórroga después del 0-0 inicial. En el tiempo extra se le complicó la cosa a los de Carvalhal con un gol del Varzim a los 105 minutos. Cuando parecía todo perdido, el Leixoes se va arriba con todo y logra el 1-1 en el 107 por medio de Detinho. Ese gol supuso una gran carga emotiva para un equipo que no tenía nada que perder. Y eso se evidenció en el campo porque, siendo de menor categoría y jugando fuera, se fue a por el segundo. Se fue a por la victoria y se puso 1-2 en el 114. Cuando parecía que la victoria estaba en el bolsillo, el Varzim logró aprovechar su calidad para empatar en el 119. El sistema de Taça por aquel entonces tenía partido de desempate.

Y ahí ya no hubo color. El choque se disputó en Matosinhos y el Leixoes arrasó al Varzim ganando el choque por 3-1. Otra vez Pedras se convertía en protagonista con su doblete y también volvía a marcar como en el partido anterior contra el Varzim, Henri Antchouet. La locura estaba en Matosinhos que veía como el sueño de la copa seguía muy vivo. Cada vez el grupo estaba más cohesionado y estaba disfrutando de una competición en la que nadie daba un duro por un equipo de tercera categoría.

En la siguiente ronda, ya en quinta eliminatoria, al Leixoes le vuelve a tocar jugar como visitante. Allí le esperaba el Moreirense de la segunda portuguesa, que esperaba aprovechar ante su público la oportunidad. Pero, una vez más, el equipo de Carlos Carvalhal volvía a sorprender. En el Joaquín Almeida Freitas de Moreira de Cónegos, el Leixoes salía con descaro a por el triunfo. A los siete minutos, Henri Antchouet ponía el 0-1. Llegaban los nervios en los locales y la euforia en los pocos visitantes que se habían desplazado desde Matosinhos. Los locales lograron empatar en el 18 por medio de Roberto. Pero los de Carvalhal aguantaron de manera solvente y llevaron el partido a la prórroga. Sorprendía ver como un equipo de tercera categoría era capaz de jugar con tanta capacidad física los tiempos complementarios. En el Joaquín Almeida Freitas no fue la excepción. El Leixoes volvía a marcar en el 105 por medio de Luis Barros y aguantó ese resultado hasta el final del partido.

La euforia ya se contagió no solamente entre los aficionados del Leixoes sino que el equipo de Carvalhal se estaba ganando el cariño de todo el fútbol portugués. De proeza en proeza recordando a aquel Numancia de Lotina en España. Heroicidades que todavía se recuerdan en el fútbol vecino. Pero Carvalhal no se conformaba con haber llegado hasta cuartos de final. Quería más. Contra el Portimonense le tocó jugar en casa y la fiesta estaba preparada para, pasase lo que pasase, celebrar lo que ya se había conseguido: todo el fútbol portugués hablaba del Leixoes. Pero querían más y lo consiguieron. De principio a fin dominaron el partido y lograron vencer por 3-1 al Portimonense. No faltó a la cita con el gol el héroe de la Taça, Henri Antchouet que firmó un doblete. Detinho también marcaba para una goleada que ya empezaba a ser noticia.

Carlos Carvalhal tenía la misión de intentar canalizar esa corriente de ilusión en Matosinhos y en el vestuario y no dejarse llevar por la euforia. Cuando un tercera división se planta en semifinales, cualquier equipo lo quiere. Sobre todo si los otros tres semifinalistas son de la máxima categoría. Sporting Clube de Portugal, Marítimo y Sporting de Braga esperaban con los brazos abiertos que le tocase el Leixoes. Y tocó derbi minhoto contra el Braga. El sorteo quiso, además, que el partido se disputara en el Estadio 1º de Maio de Braga. El más difícil todavía para el modesto Leixoes que sí sabía que iba a contar con una importante presencia de aficionados suyos en ese partido. Nadie daba un duro por el Leixoes pero, en el terreno de juego, el fútbol dijo otra cosa bien distinta. Con un chute de confianza y ganas de seguir haciendo historia, aquel indomable Leixoes lograba adelantarse 0-1 al arranque de la segunda parte con gol del capitán Abilio. No solamente había aguantado al potente Braga hasta el descanso, sino que había logrado adelantarse en el marcador. Los nervios para los de Manuel Cajuda y la euforia contenida para un técnico de Braga que estaba haciendo historia en el estadio de su ciudad y ante club de sus amores. En el minuto 80, Nené lograba poner el 0-2 y reventar la eliminatoria. El Leixoes estaba a solamente 10 minutos de meterse en la final de la Taça de Portugal. El Sporting de Braga se fue arriba con todo y logró poner el 1-2 en el 83. A partir de ahí, los de Matosinhos jugaron con inteligencia para intentar matar el partido a la contra. Y así fue. En el minuto 90, Detinho marcaba el 1-3. Histórico triunfo del Leixoes en Braga y de Carlos Carvalhal llevando a un equipo de tercera categoría a la final en el Estadio Nacional de Portugal.

El 12 de mayo esperaba el Sporting Clube de Portugal que acabaría ganando la Liga ese año. Parecía un partido tan desigual como imposible para el Leixoes. De aquellos que, desde los primeros minutos, se deciden en detalles y en la diferencia física existente. Pero no fue así. Enfrente de aquellos jugadores modestos de la Segunda B portuguesa, estaban los Rui Bento, Paulo Bento, Andre Cruz, Rui Jorge o Mario Jardel. El delantero brasileño fue protagonista del partido aprovechando un pase de Pedro Barbosa para adelantar a los leones en el minuto 40. A partir de ahí, fútbol control del Sporting que no podía con los de Matosinhos. Los de Lazlo Boloni se vieron presionados por un rival que se fue con descaro a intentar ganar el partido pero no pudo ser. No ganaron el partido pero se ganaron el respeto de todo el fútbol portugués.

Todo el Estadio Nacional en Oeiras aplaudiendo a esos descarados e indomables jugadores del Leixoes. La afición del Sporting reconoció a su rival y rindió honores con una cerrada ovación. No pudieron conseguir lo imposible pero casi. Aquel equipo lograba meterse en competición europea al quedar campeón de Liga el Sporting Clube de Portugal. Un tercera división en la final de Taça y en competición europea. El sueño creado por Carlos Carvalhal. Un técnico que, por cierto, al año siguiente le presentó su dimisión a Teixeira porque quiso entrometerse en la alineación. El técnico de Braga ganó ese decisivo partido con los jugadores que él consideraba que tenían que jugar y, al acabar el partido, le entregó el brazalete de entrenador a su presidente.

Jacobo Buceta

Jacobo Buceta

Periodista de Radio Vigo-Cadena Ser desde 1998. Director de Hoy por Hoy Vigo desde 2008 y narrador de...

 

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