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Sociedad | Actualidad

En huelga de hambre en Vigo hasta que aprueben su solicitud de protección internacional

“Es preferible morir de pie que vivir de rodillas para mendigar lo que no tengo que mendigar, son derechos de la convención de Ginebra”

Pide al Ministerio del Interior que resuelva su caso.

Vigo

Su nombre no lo podemos decir porque realmente teme por su vida, llamémoslo, para poder referirnos a él, Antonio. Lleva menos de 24 horas sin comer, pero está dispuesto a no hacerlo hasta que el Ministerio del Interior le conceda protección internacional. La solicitó hace 13 meses, tras su llegada a España vía Barajas, pero desde entonces, lamenta, “estoy como el primer día”. Tras un mes en Madrid en un hostal de acogida, fue derivado hace un año, el 16 de noviembre de 2022, a Vigo, donde permanece en acogida pero sin su caso resuelto.

Su situación la define como “reclusión administrativa” , por eso tras año exacto en el centro de acogida temporal para solicitantes de protección internacional en ACCEM, Vigo, ha decidido protestar con las pocas armas que tiene a su mano, una huelga de hambre. “Es preferible morir de pie que vivir de rodillas y mendigar lo que no tengo que mendigar, son derechos de la convención de Ginebra”, no explica, dispuesto, asegura Antonio, a morir si es necesario para que se escuche su causa.

Denuncia en este sentido que hay “una doble vara de medir para resolver casos: en el caso de Ucrania los asilos son inmediatos, porque están en guerra y sus muertos valen, los de Sudán también están en guerra”. Mientras él lleva meses aportando pruebas que considera innecesarias, “pruebas recurrentes cada dos meses”. Mi protesta es pacífica y silenciosa con el fin de que alguien tome nota y vea que lo que están haciendo es ampliamente irregular para mi caso”. Cree que debió ser evaluado directamente en Madrid, que ni si quiera debiera haber tenido que ser derivado a Galicia.

Antonio, como hemos decidido llamarlo, es un defensor de derechos humanos, ambientalista y profesor de comunidades vulnerables, con más de tres décadas de docencia en Colombia

en las áreas de explotación de petróleo y gas, que, no explica, “ante una dramática persecución criminal de agentes del Estado colombiano” , temiendo por su vida, decidió salir del país.