Casa Amador, el olor inconfundible de un comercio centenario

Ferrol

Días después de haber soplado las velas de su centenario, Casa Amador mantiene abiertas las puertas de uno de los negocios más emblemáticos de Ferrol, famoso incluso más allá de la ciudad por una larga lista de productos gourmet, con el café como indiscutible número uno, que ahora llegan a cualquier lugar de España.

Alejandro Amador, "la cuarta generación al frente del establecimiento", cuenta que puede "llegar a perder la cuenta" del número de tazas de las que acaba disfrutando cada día: "Soy muy cafetero, en mi familia está prohibido no serlo; es un buen reconstituyente, me gusta de Brasil".

La esencia de esta tienda está prácticamente intacta, pero los clientes y viandantes que peinan canas echan de menos una báscula estratégicamente colocada en su fachada hasta hace pocos años o cómo sus paredes exteriores cambiaron de color, también en fechas no muy lejanas.

Más allá de meros retoques, esencialmente estéticos, Casa Amador intenta renovarse "para seguir sobreviviendo y cumpliendo años", una tarea que no es sencilla porque hay "muchas cosas que hacer" y el "mundo se vuelve más complejo, hay que estar innovando continuamente", expresa el representante de la hornada más reciente de la familia.

Su catálogo está a la vista en algunas plataformas, lo que redunda en el envío a "todo el territorio nacional", y es el café, "sobre todo", su "producto insignia", pero no ve sencillo determinar cuál es su secreto.

El olor, desde luego, es inconfundible al acceder al local o al abrir cualquier estante en el que esté escondido uno de sus paquetes, engalanados con su histórico mosaico de rombos rojos y blancos.

"Llevamos muchos años trabajando el mismo café de Colombia, de las mismas fincas; tiene un perfil muy característico y la gente se ha acostumbrado a él", opina Alejandro Amador, que ensalza que se pueda lograr que el "producto esté siempre fresco; lo tostamos a diario, lo molemos delante del cliente".

Y eso, añade, "no se logra en el lineal de un supermercado", el gran factor diferencial de un pequeño comercio como este, estratégicamente emplazado en la esquina de la céntrica plaza del Callao con la calle del Carmen.

En verano, por ejemplo, "se nota siempre que hay un retorno de ferrolanos, un pico importante en la tienda de crecimiento de ventas" por el regreso vacacional de la importante comunidad de emigrados fuera de Galicia o incluso de España.

El café es, la duda ofende, "lo más vendido", con una "venta mayoritaria" vinculada con el de Colombia, aunque también han repuntado los frutos secos, que también se tuestan ante el usuario y son de "mucha aceptación". Dice Amador que más allá del líder de la lista se buscan "perfiles más afrutados o más ligeros" y es entonces cuando entra en juego el asesoramiento directo desde el mostrador.

Pone el acento en cómo se está diluyendo el perfil de cliente de "entre 50 y 60" años hacia un esperanzador rejuvenecimiento del adepto a esta casa centenaria: "Cada vez se acerca más gente joven, ha ayudado el crecimiento del producto gourmet estos años; se ha trasladado incluso de generación en generación".

Quienes iban a comprar "con sus padres o abuelos" son ahora quienes acuden a diario y se fijan en otros puntales de su propuesta, como su vinoteca, con más de 600 referencias de vino y cerca de un millar "contando destilados y espumosos; es una de las líneas de negocio más importantes".

Alejandro Amador remarca que hay "últimamente una gran demanda de vino gallego", con el foco en el tinto y en caldos de Ribeiro o Ribeira Sacra, una evolución a la que asisten mientras están "conviviendo la tercera y la cuarta generación" para conformar una plantilla que llega a las "once personas trabajando" entre sus paredes.

"Aquí estamos tirando del carro la siguiente y esperamos que vengan otra y otra", señala, para saludar que en este caso haya relevo y no quede "en el olvido" un legado tan valioso.

Mientras encabeza el empuje de los que tomarán por completo las riendas en un futuro cercano, detenta funciones de gerencia desde su incorporación hace cinco años; está "normalmente en administración" y maneja datos como la "media de 30 pedidos" que suman al cierre de la jornada: "Siempre intento aspirar a más, pero estamos satisfechos".

El primer siglo de Casa Amador ha coincidido con la renovación de su imagen de marca tras un año de trabajo con un estudio de diseño, pero sin "perder la esencia" y advirtiendo, entre risas, que los "rombos continúan, no quiero preocupar a nadie".

Se ha incorporado una "ilustración de mi bisabuelo, el fundador", porque sin él "la empresa no sería lo que es", pero ahora navega "intentando ir con los tiempos" y con un concepto más moderno que les "posicione más para el negocio en línea" y en las redes sociales, importantes "para llegar a otro tipo de público".