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'Mentiras piadosas' o cómo crear un trauma infantil

Ocultar la verdad a los más pequeños de la casa, por dañina que parezca, puede acabar generando "hijos del trauma"

'Mentiras piadosas' o cómo crear un trauma infantil

Lugo

Una infancia no es una infancia si no te han repetido frases como: 'Si no comes el brécol no vas a crecer', 'al zumo se le escapan las vitaminas' o que 'si te tragas el chicle se te quedará pegado en el estómago'.

El problema no son las frases en si, un poco exageradas en algunos casos, falsos mitos y creencias que repetimos sin apenas cuestionarlas. Lo verdaderamente preocupante es la trascendencia que pueden llegar a tener en según qué caso.

Los niños y las niñas son como esponjas. Esa también es otra de las afirmaciones más recurrentes a la hora de hablar de los renacuajos de la familia: lo absorben todo. Y todo no discrimina. Es por ello por lo que la forma con la que los adultos intentamos que perciban la realidad, a veces, juega muy malas pasadas, sobre todo en el desarrollo socioafectivo del niño o la niña.

La educadora social, Marta Paz, recuerda la anécdota que el reconocido director de cine, Rodrigo Sorogoyen, contó sobre el porqué de su su desconfianza. El cineasta reconoció ser un "hijo del trauma" ya que creció pensando que sus padres estaban juntos, como un matrimonio, hasta que a los 8 años sintió que algo "no encajaba" y su madre le confesó que ella y su padre llevaban separados desde hacía años.

Paz explica que esto "se lo hicieron dos personas que, como él bien dice, le querían mucho y que pensaron que era lo mejor. Creyeron que mintiendo evitarían un dolor innecesario que, sin embargo, acabó provocando un problema mayor a futuro : desconfiar de todo el mundo, aunque te quieran, porque crees que te pueden estar engañando".

El ejemplo de Sorogoyen quizás sea "un poco extremo", dice la experta, pero incide en que "los engaños que los padres y madres hacen en el día a día a sus hijos" para evitar dolor, frustración o a veces quebraderos de cabeza, pueden acabar generando desconfianza, traumas y miedos futuros.

Marta incide en que a los niños hay que contarles la verdad de lo que pasa, para que puedan asumirlo, acompañarles en esos procesos y ayudarles e manejarlos,

La educadora social lucense explica que "cuando les decimos que no estamos separados, o que el abuelo no está muerto si no que se ha ido de viaje o que papá no está enfermo que solo está cansado, incluso que si recogen la habitación podrán ir un rato al parque pero luego no le dejamos... esas grandes o pequeñas mentiras tienen consecuencias para ellos".

Con esto no significa que debamos hablar sin ningún tipo de filtro a los más pequeños de la casa. Recomienda adaptar el discurso a la edad de los niños, "contarles las cosas de modo que puedan entenderlo en un lenguaje apropiado a su edad.

Establecer en los hogares un "clima de sinceridad hará que seamos las personas a las que recurran cuando tengan un problema o una duda, porque saben que les diremos la verdad. Cuando ellos se dan cuenta de que les mentimos acaban recurriendo a otras fuentes de información como puede ser Internet o un grupo de amigos porque no confían en nuestras respuestas, y eso sólo hará que se alejen de nosotros".

Sara Meijide

Redactora de Radio Lugo