Hora 14 Vigo
Sociedad | Actualidad
Adolescencia

Érguete forma a las familias para ofrecer apoyo emocional a sus hijos e hijas con problemas de conducta

Crean “un espacio de reflexión para que padres y madres compartan sus vivencias y adquieran herramientas que mejoren los vínculos afectivos con los menores”

La Asociación Érguete pone en marcha talleres y espacios de reflexión para apoyar emocionalmente a las familias con hijos e hijas con problemas de conducta. En un comunicado, desde la asociación indican que "en la adolescencia cada problema puede parecer un mundo. A veces, esto provoca que entre padres, madres y hijos se creen fronteras comunicativas muy difíciles de superar".

En Érguete conocen varios casos y, de cara a crear un contexto más fácil para sus menores usuarios, han desarrollado un espacio para ofrecer apoyo a estas familias. A lo largo del año desarrollan reuniones para que los padres y madres se junten, compartan sus vivencias y reflexionen sobre la mejor manera de recorrer el camino al lado de sus hijos y hijas.

Esta iniciativa de la Asociación Érguete nace desde su programa PFIS, que atiende a menores con problemas de conducta y que están cumpliendo algún tipo de medida judicial, sanciones administrativas por tenencia de cannabis o que se encuentren en situación de desprotección y conflicto social. Su coordinadora, Ana Vázquez, explica en este comunicado que para atender “de la mejor manera” a estos chicos y chicas también “es imprescindible ayudar a sus padres y madres”. “Caminar de la mano de las personas que quieren es la mejor vía para mejorar”, destaca.

En las distintas jornadas que se harán a lo largo de año, “queremos que las familias reelaboren su historia y adquieran herramientas para mejorar los vínculos afectivos”, incide la educadora social de la Asociación. Van a trabajar aspectos esenciales como “el apego, la empatía o la función reflexiva”, para combatir las dificultades de las familias para lidiar con la ansiedad, inestabilidad o ciertas desconfianzas difíciles de asumir.

Para Vázquez lo más importante es que las familias “reconozcan su influencia y tomen conciencia de como las experiencias de la infancia influyen en su forma actual de cuidar”, al tiempo que tienen en cuenta la necesidad de “identificar el estilo de apego con el que se vinculan sus hijos, propongan respuestas idóneas basadas en el apoyo y trabajen las proyecciones y expectativas puestas en los chicos y chicas".