Gustavo Dacal: “Me considero un afortunado, sobrevivir ya es mucho”
En Vermú con Ser nos hemos acercado a la historia personal de Gustavo Dacal, un atleta pontevedrés, nacido en Ponte Caldelas, al que el dengue ha dejado en una silla de ruedas.
Vermú con SER - Gustavo Dacal: “me considero un afortunado; sobrevivir ya es mucho”(04/06/2023)
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El que fuera campeón de Galicia y diez veces Campeón de España en lanzamiento de jabalina, e internacional absoluto en 24 ocasiones, se recupera en el hospital de A Coruña de las graves secuelas que le ha dejado el dengue, una enfermedad que contrajo en México donde trabajaba de entrenador.
Gustavo Dacal reconoce que ha pasado unos meses muy duros, en los que estuvo a punto de morir, pero que ahora está centrado ya en adaptarse cuanto antes a su nueva vida. Aunque los médicos le han dicho que tiene muy pocas posibilidades de recuperar la movilidad en las piernas, él se plantea ya nuevos retos y nuevos objetivos.
Nada más salir del hospital, en los próximos días, se instalará en la casa de su madre en Baltar, Ponte Caldelas, y su intención es comenzar cuanto antes a entrenar en el Centro de Tecnificación Deportiva de Pontevedra, para competir en el deporte Paralímpico. A largo plazo no descarta incluso poder participar en unos Juegos Paralímpicos, aunque asume que tendrá que ir poco a poco, adaptándose a su nueva situación.
Considera que el entrenar a deportistas paralímpicos en México le está ayudando a asumir su nueva vida, e incluso le permite adaptarse más rápido al manejo de la silla de ruedas. De hecho, cree que ya podría vivir solo, aunque reconoce que de momento todo lo que hace, lo hace muy despacio por falta de práctica.
Desde la cama del hospital de Coruña explicó la odisea que ha vivido en los últimos meses. Primero cogió el dengue, una enfermedad tropical muy común en México provocada por la picadura de un mosquito, que en la mayoría de los casos causa síntomas leves, parecidos a una gripe. Sin embargo, a él le provocó un debilitamiento del sistema inmune y una infección intestinal que derivó también en una infección de médula, que requirió varias operaciones.
La fatalidad quiso además que enfermó cuando acababa de dar de baja el seguro médico privado que tenía y sin estar aun dado de alta en la seguridad social. Una situación que le dejó sin ningún tipo de seguro y obligado a pagar todos los gastos sanitarios, que ascendieron a unos 35.000 euros. Un dinero que consiguieron recaudar la familia y sus amigos desde Pontevedra, a los que estará-dice-eternamente agradecido.
Asumiendo que no volverá a caminar, afronta su nueva vida con filosofía y resiliencia, y considerándose un afortunado por haber sobrevivido. Asegura que ahora valora más cosas que antes ni se planteaba, como levantarse de cama o vestirse, y que su objetivo es poder hacer lo mismo que hacía. Y dice que prefiere ver lo positivo de su nueva situación. Destaca, por ejemplo, la suerte de poder vivir en Pontevedra, una ciudad que - dice- “está perfectamente adaptada para personas con movilidad reducida”, y también quiere poner en valor la importancia de la sanidad pública, a pesar de lo poco valorada que está en España.