¿A qué huele el verano?

A Coruña

Aunque hoy no lo parezca, el verano está a la vuelta de la esquina. Nos esperan muchas horas de luz, temperaturas más altas y también olores característicos de esta época del año. No sé si hasta podríamos reconocer el verano solo por su olor .

¿A qué huele el verano en Coruña?

Nos responde en Bibiana García en Coruña Científica. El verano comienza el 21 de junio, y yo diría que los olores de salida del verano son a sardina y fuego, con la celebración del San Juan el día 24. Más adelante, el verano suele oler a mar, a crema solar, también el olor que desprende la tierra seca al mojarse en una tormenta de verano… Algunos olores seguro que no serán tan agradables, como el que llamamos «cloro de las piscinas». Hay muchos olores típicos del verano, y seguro que cada uno de nosotros tiene asociado el suyo porque el olfato es el sentido más vinculado a la memoria, el que más recuerdos nos evoca y los más antiguos, ya que al nacer es el sentido que tenemos más desarrollado. A ver si se animan los oyentes a decirnos por redes sociales a qué les huele el verano a ellos o cómo huele el verano en su barrio.

¿En verano todo huele más?

Sí, a más calor más olor. Lo verificamos fácil cuando calentamos una comida en el microondas, por ejemplo. El aire caliente contiene más vapor de agua que el aire frío, que transporta moléculas volátiles hasta nuestra nariz, que se convertirán en olores en nuestro cerebro. Así que a más temperatura, más vapor de agua en el aire, más moléculas en nuestra nariz y como resultado tendremos olores más intensos.

¿Cuáles son las sustancias que producen los olores más típicos?

Los olores no suelen estar formados por una única sustancia, pero a veces conocemos cuál es la que más los caracteriza. Por ejemplo, sabemos que uno de los principales responsables del fuerte olor a mar es el compuesto dimetilsulfuro, que se produce cuando el fitoplancton se degrada por la acción de bacterias. Tiene un aroma tan intenso que basta una mínima concentración de dimetilsulfuro en el aire para que nuestro olfato nos avise de que estamos cerca del mar. Incluso se utiliza como chivato para escapes de gas. Respecto a las cremas solares, que todas parecen oler igual, huelen a salicilato de bencilo, que fue el compuesto que se utilizó para filtrar rayos de sol en el primer protector solar desarrollado en los años 30 del siglo pasado. Y desde entonces las cremas solares han mantenido ese olor dulce y suave como seña de identidad.

En el apartado de olores desagradables, el que llamamos «cloro de la piscina»

Sí, para desinfectar las piscinas se usa hipoclorito sódico, es decir lejía concentrada, pero no es esto lo que olemos en las piscinas, si no un compuesto que resulta de la interacción de esa sustancia con compuestos nitrogenados, que los aportamos las personas al bañarnos con el sudor, la orina… Entonces se generan cloraminas que son las que desprenden ese olor tan característico. Así que no es olor a limpio precisamente…

El olor a tierra mojada hasta tiene nombre propio

Sí, se denomina petricor, y se produce cuando llueve después de un período seco y cálido. Surge de la combinación de aceites generados por las plantas durante períodos secos y de un producto que producen algunas de las bacterias que viven en el suelo, que se llama geosmina.

¿Y el olor de las flores del verano?

Cierto, la lavanda, por ejemplo, con su característico olor que tanto se reproduce en productos de limpieza. También están la madreselva o el jazmín. En el olor de las flores es determinante los hongos y bacterias que viven en su superficie. De hecho se ha llevado a cabo un experimento en el que se aplicó antibiótico a las flores, y comprobaron que los antibióticos no generan daño ni estrés a la planta pero sí provocan que pierda su olor, al matar a los microorganismos que viven en su superficie.

Con todo esto ya nos están entrando ganas de tumbarnos a olfatear el verano, que además de ser una actividad muy placentera puede resultar muy útil científicamente hablando. Hay una aplicación gratuita muy interesante que se llama Odour Collect para informar sobre olores. La idea es construir mapas colaborativos de olores gracias a la ciencia ciudadana, ya que se basan en las percepciones de olores, en cualquier lugar y en cualquier momento, de cualquier persona. La idea también es que sirva para detectar dónde o cómo se produce alguna contaminación por olores, que puede llegar a causar dolor de cabeza, estrés o falta de concentración.

Pues ya tenemos una actividad para este verano, utilizar nuestra nariz como detector científico.