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Baltasar Garzón: "Estamos en un momento muy complejo y confuso, en donde la mentira y la manipulación se están adueñando de muchas situaciones"

El juez-magistrado es uno de los ponentes del VII Encuentro Internacional Acampa por la Paz que se celebra en A Coruña.

Entrevista a Baltasar Garzón

Entrevista a Baltasar Garzón

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Santiago de Compostela

El Encuentro Internacional Acampa por la Paz este año nos "invita" a elegir entre Odio o Convivencia. En los jardines de Méndez Núñez de A Coruña se ha instalado un campo de refugiados simulado y hay un espacio también especial para lo ocurrido en Melilla hace casi un año. Además, durante estos días habrá talleres, programas de radio, exposiciones, conciertos y la presencia de ponentes tan relevantes como Pepe Mujica, que expresidente de Uruguay, o el juez magistrado Baltasar Garzón, que esta tarde participará en un encuentro que da nombre a la edición de este año ¿Odio o convivencia? Será en la carpa central. Esta es la entrevista que nos concedía en el A Vivir Galicia de la Cadena SER.

¿Está la Justicia Internacional respondiendo en tiempo y forma a los ataques a la democracia y amparando a aquellos que se ven privados de los derechos fundamentales?

Desgraciadamente, no. Los mecanismos judiciales, que en algunos países son suficientes y toda la estructura internacional de defensa de los Derechos Humanos formalmente es suficiente, pero a la hora de ejecutar esa normativa, esas decisiones se dilatan, no llegan y a veces esa dilación supone un nuevo quebranto de los derechos de las víctimas. Puede ser que se nos diga que es un mal común, el de las dilaciones de la justicia, pero cuando se trata de protección de los Derechos Humanos tendríamos que diseñar mecanismos mucho más ágiles para proteger a los más vulnerables. Ese es el principal problema que yo veo. La lentitud de la justicia, que en otros ámbitos se puede paliar, pero que, en el ámbito de la protección de los Derechos Humanos más elementales, es necesario que se tener un mecanismo de acción rápida para actuar de forma preventiva.

¿En este tiempo de fake news y de populismos comprobamos que es muy fácil fomentar el odio, usted mismo ha padecido con ataques encarnizados? ¿Cómo desarmamos el discurso del odio, qué podemos hacer?

Pues con educación, con transparencia, con ser coherentes con el discurso de la concordia, de la tolerancia, de la paz, es hablar, es educar. Y es que no hay otras otras soluciones más allá, lógicamente, de cuando ese discurso de odio se transgrede en todos los límites y se convierte en una conducta penal el reconocimiento del mismo en los distintas legislaciones y la persecución, pero todavía, por ejemplo, volvemos aquí, en la propia Unión Europea todavía no hay una definición de lo que es o se entiende por discurso del odio, porque no se ponen de acuerdo. Tenemos ejemplos dentro de la Unión Europea, de países que, no voy a decir que lo promueven, pero prácticamente es así. Tenemos ejemplos como el de Orban en Hungría, el de Polonia o también en algunos aspectos o en muchos aspectos en Italia, es decir, allá donde el populismo de extrema derecha, que es uno de los disfraces del fascismo, está presente y está emergiendo. Mientras tanto, sin ir muy lejos, en España tenemos también ejemplos de que esto se está produciendo y no podemos minusvalorar, no podemos blanquear a quienes dan cobertura y amplitud a este discurso de intolerancia en contra de la diversidad. Hemos visto imágenes recientemente en el metro de Barcelona una agresión por razón de género, es decir, y no pasa casi nada, pero incluso en la propia dinámica de algunos medios de comunicación se ocultan o se desnaturalizan, es decir, estamos en un momento, como bien decía, en el tiempo de las fake news, donde casi nos vamos a acomodar a que esto sea así y es peligrosísimo, por tanto, la única posibilidad es la transparencia, es la educación, es la pedagogía y sobre todo en los segmentos más jóvenes de la población, donde curiosamente se está produciendo una reactivación de ese discurso y eso es muy peligroso.

Le voy a confesar que veo con mucha preocupación el día después del 23J.

Y yo también. Es decir, sí, estamos en un momento muy complejo y confuso, en donde la mentira y la manipulación se están adueñando de muchas situaciones donde no se quiere por profundizar en los temas que verdaderamente nos preocupan. Parece como si todo estuviera bien y el discurso que yo constato en determinadas formaciones políticas es muy grave porque se ha acabado la explicación, se acaba la racionalización, se ha acabado el debate, nada más que la descalificación, el insulto, la mentira, hay portavoces de forma sistemática que proclaman como telepredicadores y que el único objetivo es desbancar del poder a quien está ahora mismo. A mí me parece bien que la democracia funcione, es necesario que la alternancia se produzca cuando corresponda, pero no a base de mentiras y de manipulación en la ciudadanía. Muchas veces es nos falta información o va a tanta velocidad a la misma que no somos capaces de digerirla, y mucho menos en redes sociales y con toda la expansión y explosión de la inteligencia artificial y no tenemos la capacidad suficiente. Yo he escrito sobre estos temas, me considero incapaz en muchas ocasiones de llegar al conocimiento y después solo después de un profundo análisis te das cuenta de que te estaban manipulada una determinada información que ha generado unas consecuencias y unos daños. Eso es muy peligroso si no volvemos a esa a ese debate racional en profundidad, en donde través de los cuales podamos comprender los ciudadanos cuál es la opción mejor vamos muy mal y van a ganar los extremos y el extremo populista a mí me preocupa mucho la presencia ya casi aceptada de la ideología patrocinada y preconizada por la extrema derecha en España va disfrazada, no hay nada más que ir analizando cada uno de esos postulados y comprendemos y comprobaremos que hay mucha, mucha gravedad en lo que está ocurriendo y, sobre todo, porque nos quedamos en la superficie. Y, además, yo desde el punto de vista de los ciudadanos, lo que exigiría a los responsables políticos es que cumplen con la regla fundamental de la política, que es hacer de ella un servicio público en beneficio de los ciudadanos y no un mecanismo de ostentación del poder sin tener en cuenta los ciudadanos. Ese es el gran debate y el gran desafío. Es decir, que los ciudadanos, la ciudadanía en general, asuma esa responsabilidad y sepa lo que se juega. Nadie, nadie va a ir el 23 de julio a votar sin saber lo que nos estamos jugando, esa es la obligación de quienes ti. En que ponerlo sobre la mesa. A partir de ahí, lo que venga, esperemos que no suponga en ningún caso un retroceso, una eliminación o una restricción de derechos. Pero bueno, ya tenemos algunas opciones que claramente están diciendo que lo van a hacer.

 
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