Manuel Omil, portavoz de la policía local de Pontevedra: “era muy crítico cuando se implantó el actual modelo urbano, pero fue un acierto”
Un policía que fue empresario y profesor, que siempre quiso ser arqueólogo, y que llegó a pintar copias de cuadros famosos para unos gitanos vendían en el rastro de Madrid
Vermú con SER - Manuel Omil, el portavoz de la Policía Local de Pontevedra se jubila (15/10/2023) (15/10/2023)
Manuel Omil, el portavoz de la Policía Local de Pontevedra se jubila. El próximo día 22 de octubre pondrá punto final a una trayectoria profesional variada y hasta curiosa. Entró en la Policía Local de Pontevedra en 1982, y fue nombrado portavoz oficial del cuerpo en el año 2004, un cargo de nueva creación bajo el mandato del entonces concejal nacionalista Guillerme Vázquez.
Pero Manuel Omil no se había planteado nunca ser policía. De hecho, en Vermú con Ser afirmó que su vocación real era ser arqueólogo y que incluso colaboró en algunas excavaciones realizadas por el museo de Pontevedra. En esa afición a la arqueología influyeron especialmente Carlos Valle, director del Museo de Pontevedra, y el arqueólogo Antonio de la Peña con los que mantuvo una estrecha relación profesional y personal.
Fueron ellos quienes le aconsejaron que se matriculase en la Escuela de Restauración de Madrid para estudiar arqueología, pero, por un error de un amigo de su padre al tramitar la matrícula, terminó estudiando restauración de pintura.
El joven Manuel Omil abandona Pontevedra y llega a Madrid en octubre de 1975, semanas antes de la muerte del dictador Francisco Franco. Recuerda aquella etapa como un cambio trascendental en su vida, participando activamente en manifestaciones por la democracia y empapándose de toda la oferta de una gran ciudad. Además de estudiar, en Madrid Manuel Omil llegó a restaurar algunos cuadros, entre los que recuerda un Greco, aunque matiza que solo lo restauró “por la parte de atrás”.
También trabajó como pintor para unos gitanos que vendían en el rastro. Omil se dedicaba a pintar reproducciones de cuadros famosos, que después sus “jefes” vendían por unas 50.000 pesetas, “dejándose engañar” por algunos compradores que consideraban que eran auténticos.
Pero la “morriña” le hizo volver a Pontevedra. En su ciudad se casó y se asentó definitivamente, dando clases de pintura. Y fue entonces cuando su padre, que era el jefe de la policía municipal, le convenció para que se presentase a las oposiciones de policía, porque “de la pintura no se vive”, según le repetía. Omil así lo hizo, aunque tuvo que mantener por un tiempo los dos trabajos porque aun recuerda que la primera nómina que cobró como policía en 1982 fue de 50.000 pesetas, trescientos euros de hoy.
De aquella etapa, Manuel Omil recuerda con cariño a todos los compañeros de la policía a los que ya conocía de ir a visitar habitualmente a su padre, al que tuvo de jefe durante unos meses, hasta que se jubiló. Dice que le resultaba raro tener que tratarlo de “jefe” y de “usted” en el trabajo.
Sin embargo, ser policía no terminaba de llenar sus inquietudes y por eso pidió una excedencia para convertirse en empresario. Montó y dirigió la histórica academia Logos de Pontevedra, todo un referente educativo en su momento, situada en la plaza da Ferrería. Recuerda Manuel Omil que llegaron a tener unos 50 profesores y unos 300 alumnos.
Unas instalaciones que cedía desinteresadamente para algunos pregones del carnaval o incluso como camerino de los artistas que actuaban en la Ferrería. Recuerda por ejemplo que en las aulas de la academia se cambiaron entre otros Miguel Bosé, George Moustaki, Los Panchos, José Feliciano, Luis Emilio Batallán, Mocedades o Sergio Dalma.
Es una etapa que recuerda con mucha nostalgia, y que le llevó también a ser durante unos años presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de la provincia. Un cargo que sin embargo no recuerda con tanto cariño porque reconoce que le costó lidiar con los políticos.