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Eduardo Riestra: "A Vargas Llosa le encantó mi novela, aunque tenía miedo de que me demandase"

Eduardo Riestra sobre el oficio de la escritura: "Ahora escribe todo el mundo y la mayoría escribe muy mal"

La Galería: Eduardo Riestra

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A Coruña

Editor, traductor, fotógrafo, viajero, escritor, columnista, y ahora escritor. Todo esto es Eduardo Riestra, aunque él se define como "fotógrafo ocasional, también traductor ocasional, y sobre todo editor". Lleva más de 20 años editando, con un fondo de más de 300 títulos en su editorial creada en el año 2003, 'Ediciones del viento'. Ahora la novedad es que acaba de publicar una novela, 'El negro de Vargas Llosa, aunque Eduardo siempre ha tenido "ínfulas de escritor desde que era muy joven". Comenta con ironía, que cuando era un adolescente "era un poeta maldito, como todos los de mi generación". Cuenta que cuando el era joven ya leían literatura para adultos, "sin paños calientes", y que ahora existe la categoría joven adulto, que parece "adulto tonto. Un término medio de literarura más fácil para que uno tenga una transición a la edad adulta poco traumática o poco exigente".

¿Cómo llegó a ser editor?

Para Eduardo Riestra "uno se hace editor editando libros. Es una actividad económica, lo que pasa es que la puede hacer cualquiera, pero tiene que saber qué es lo que quiere, qué es lo que puede, lo que quiere editar".

Siempre ha estado muy interesado en la literatura, pero nunca se había imaginado que iba a llegar a ser editor, "no era eso lo que buscaba, yo quería ser escritor". Confiesa que "desde siempre, desde pequeño, desde niño, yo quería publicar libros y ser escritor, leía muchísimo y además tenía buena pluma para mi edad.

En el año 2000 a una amiga suya, que en aquel momento era presidenta de un periódico de Madrid que había tenido en los años 50 y 60 una línea editorial de libros, le subieron a su despacho unas cajas de libros que estaban guardadas en el almacén y le propuso que se pusiera al frente de aquello porque sabía de su afición a los libros. En aquel momento vivía en Portugal y era algo imposible, pero la idea se quedó inoculada "como un gusano que fue creciendo". Y finalmente decidió montar su "pequeña editorial desde La Coruña y ya han pasado 20 años".

¿Cómo es el día a día de una editorial?

Para Eduardo, un editor "es alguien que hace que un contenido, un texto llegue al lector". Un camino que contiene varios eslabones. "Primero hay que elegir cuál es el texto. Eso es el criterio del editor. Si el texto es extranjero hay que traducirlo, después hay que negociar derechos y comprar los derechos de autor, a no ser que la obra sea obra pública, para lo cual tiene que haber transcurrido un determinado número de años de la muerte del autor. Se encarga la traducción, se revisa, se maqueta, se manda a una imprenta, se revisan las pruebas de imprenta, la maqueta, la imprenta la manda a una encuadernación y la encuadernación finalmente la manda al distribuidor. Que es el que distribuye el libro por todas las librerías de España y esto es una siembra y ahí empieza, ahí se desentraña la incógnita de si ese libro va a vender o no, porque al final nosotros dependemos del acto simple de que una persona que camina por la calle entre una librería coja entre todos los libros que hay el libro nuestro, saque de su bolsillo, un billete de 20 o de lo que sea, lo pague, se lo lleve a su casa y lo lea. Y para todo eso, para ese acto, tiene detrás la historia anterior, complicada.

'En España se tendría que publicar menos, escribir mejor y leer más"

Le recordamos esta frase pronunciada hace unos años por él mismo, y se muestra "bastante de acuerdo conmigo mismo" Considera que los ordenadores han facilitado la práctica de escribir, y que ahora escribe "todo el mundo". Compara la escritura con una anécdota en una feria del libro de Guadalajara, y es que "para tocar el piano hay que tener un piano y saber tocar el piano, pero para escribir casí todo el Mundo sabe escribir y coger un bolígrafo. Además, todos somos narradores de historias, porque un niño de 4 años que sale del Colegio de la mano de su mamá o de su papá ya le va contando lo que hizo ese día en el Colegio, en el aula y está seleccionando de su mañana, de su larga mañana de 4 horas, está seleccionando aquello que le llamaba más la atención y lo cuenta, enfatizando algunos aspectos y no otros, etcétera, y eso es ser un narrador. Eso hace que todo el mundo crea que puede ser escritor y realmente ser escritor es una profesión como ser albañil. Hay que saber, un escritor solo puede ser un buen escritor si es un buen lector, tiene que tener un buen bagaje. Y es verdad que ahora escribe todo el mundo y siento decirlo, pero la mayoría escribe muy mal.

Como editor, considera que un manuscrito le interesa, cuando lo abre por cualquier página y no lee algo que ya ha leído antes, algo "rarísimo, porque hay muy poca originalidad y muy poca calidad literaria".

¿Qué han aportado los viajes y los libros de viajes a Eduardo Riestra?

"La literatura, la ficción, es un viaje. Con la literatura de Madame Bovary puedes viajar a Francia, un hombre se mete dentro de la cabeza de una mujer y encima en Francia y encima del siglo 19, o sea, realmente toda novela es un viaje. Viajar está muy bien, es muy sano porque uno ve que sus verdades a veces no son tan firmes, tan rígidas como puede parecer en sus principios, sus métodos y sus rutinas. Hay muchísimas cosas que tenemos en común con todos los pueblos del mundo, las preocupaciones por los hijos, por la comida, por la diversión. Yo creo que es sanísimo viajar".

La fotografía en los viajes también es algo por lo que le preguntamos a Eduardo, y aunque el no se considera fotógrafo, sí que admite que ve fotografías en algunos lugares y a veces la hace. "A veces busco esa fotografía y a veces incluso vuelvo al lugar, a la escena, para sacar esa fotografía" confiesa Riestra.

'El negro de Vargas Llosa', su nueva novela

La novela es un reflejo en papel de mucha de la vida de Eduardo como editor, con anécdotas literarias como cuando conoció a un escritor argentino con su mismo apellido, Jorge Riestra, y se conocieron e incluso estuvo en su casa en Rosario. O cuando conoció a los hijos de Haroldo Conti. También lo considera "un recorrido, contar mis lecturas, es una guía de lectura de la literatura hispanoamericana. Pero decidí organizarlo y estructurarlo en torno a la obra de Mario Vargas Llosa Llosa, porque él es quizá el autor que tiene una vida literaria más larga".

El libro está relacionado con Vargas Llosa, pero es muy amplio y va tocando muchas teclas literarias. Todo esto con un tono un poco gamberro, y un poco descarado, pero bienhumorado y bien intencionado. Aunque el libro no es una burla, confiesa Riestra que "me rio un poco de Vargas Llosa, pero es cariñoso".

El punto de partida del libro es que a Vargas Llosa le dan el el Nobel y él no puede asumir escribir su última novela en ese momento y entonces busca a alguien que lo haga por él. Cuando le dan el Premio Nobel a Vargas Llosa, está en mitad de una novela que se llama 'El héroe discreto'. El Nobel es como si le pasase un tren por encima, se convierte en el foco de atención de todo el mundo de la cultura mundial. Y entonces su novela va por la mitad y no es capaz de seguir por lo que él y su editora llaman a Eduardo y le piden que les acabe la novela ofreciéndole una cantidad sustanciosa de dinero a lo que Eduardo acepta, y hace lo que puede. Eduardo no sabía a dónde quería llegar Vargas Llosa aunque lo intuía primero, así que lo fue inventando, procurando que pareciese peruano, para empezar, siendo de La Coruña. El autor está bastante contento con la marcha del libro, pero bueno, al finalizarlo reconoce que tampoco quedó tan bien y Vargas Llosa no quedó muy convencido. Así se desenvuelve la trama.

Eduardo Riestra, tenía claro que no iba a editarse a sí mismo. Eligió a una editorial de Logroño, 'Pepitas de calabaza', al que le envió el manuscrito y a los dos días le dijo que le encantaba y quedaron en publicarlo, pero a los pocos días la sombra de la demanda de Mario Vargas Llosa comenzó a aparecer sobre sus cabezas. Primero, "por utilizar su nombre en el título, pero es que además explicábamos que Vargas Llosa tenía un negro literario".

Finalmente la novela salió adelante, pero Vargas Llosa tuvo su ejemplar tres días antes de la puesta a la venta el 26 de septiembre, "cuando ya estaban todas las naves quemadas y ya no había vuelta atrás". Riestra confiesa que creía que habría una de las dos respuestas posibles, la primera, un silencio elegante, un aquí no ha pasado nada y la segunda, recibir una nota de su secretaria diciendo, estimado señor Riestra, muchas gracias por su envío que incorporamos a la biblioteca de Don Mario. Pero hubo una tercera, que era la que no se esperaba. "Yo estaba en mi casa cenando, tomando una cerveza y recibo 'piticlin piticlin' en mi móvil un mensaje de Mario Vargas Llosa que me dice: "Querido Eduardo, llevo dos días leyendo el libro, acabo de terminarlo y estoy profundamente desconcertado". Y entonces, a partir de ahí empieza a decirme que yo cuento en mi libro cosas de las que él no se acordaba, que tengo una cantidad de información que lo ha sorprendido y desbordado y dice literalmente, y "la novela me encantó y además te invito a que nos veamos que quiero tener una conversación en la fiesta que hago de la cátedra Vargas Llosa". Allí nos vimos y hemos quedado para vernos dentro de unos días y hablar con más tranquilidad de todo esto".

Con Vargas Llosa tendrá mucho de que hablar, porque tienen una afición común que es la literatura. Eduardo lo considera "una persona muy amigable y sobre todo una de las personas más amantes de la literatura y mejores lectores que hay, porque para ser escritor hay que ser un buen lector. Y Mario Vargas Llosa es muy buen lector". Hablarán de literatura hispanoamericana, de las obras que le gustan muchísimo y de las que desde no, algo que también menciona en el libro que no es "un libro pelotillero en absoluto".

Para finalizar, lo hacemos con una ráfaga de preguntas que hacemos a todos nuestros invitados de la galería y claro, la primera va a ser quedarse con un libro.

Un libro

Me quedaría probablemente con la Odisea o, casi seguro con El Quijote. Ya sé que es un tópico, pero es que El Quijote es un libro tan trapalleiro y tan variado que es muy divertido y muy enriquecedor

Una película

'El verdugo' de Berlanga, que me sé los diálogos casi de memoria

Un lugar de A Coruña

Esta entrevista se ha realizado en casa de Eduardo Riestro entre títulos de Jorge Luis Borges o de el propio Vargas Llosa. Cuenta que tiene una consigna conyugal que dice "libro que entra, libro que tiene que salir, aunque no se cumple siempre". En su casa está Ediciones del viento.

Una canción

Soy bastante de música clásica, y me gusta mucho Rajmáninov. Me quedaría con el concierto para piano número cuatro, o el número cinco de Rajmáninov. Y si tuviese que elegir una canción, 'So Long, Marianne' de Leonard Cohen, que es una canción que no es de las más conocidas suyas, pero a mí cuando era joven, pues me encantaba.

 
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