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Prisciliano y el Priscilianismo: la relación con Galicia de una doctrina cristiana condenada por herejía

¿Era Prisciliano gallego, está enterrado en Santiago en lugar del Apóstol?

Prisciliano y el Priscilianismo: la relación con Galicia de una doctrina cristiana condenada por herejía

En Santiago de Compostela acaba de pre-estrenarse un documental titulado “Prisciliano en la Gallaecia”. Un audiovisual que se acerca a la figura histórica de este reformador del cristianismo que por sus planteamientos se convirtió en el primer obispo mártir de la naciente Iglesia católica. Un personaje que, a pesar de los estudios realizados, sigue rodeado de misterio y de numerosas incógnitas; y con tesis para todos los gustos:

Dicen que el Obispo de Ávila era gallego. Dicen que podría estar enterrado en Compostela, en la tumba atribuida al apóstol Santiago. Dicen que fue el promotor del peregrinaje a Santiago. E incluso dicen que es ejemplo del futuro nacionalismo gallego. De los datos históricos confirmados, pero también de las hipótesis que se mantienen sobre Prisciliano, hablamos en Vermú con Ser con Diego Piay Augusto, uno de los historiadores que más sabe sobre Prisciliano.

Diego Piay es un pontevedrés licenciado en Historia, en la especialidad de arqueología e historia antigua. Se doctoró en la Universidad de Santiago con una tesis sobre Prisciliano en la que obtuvo un sobresaliente cum Laude. Es también autor del libro “Prisciliano, vida y muerte de un disidente en el amanecer del Imperio Cristiano”.

Actualmente es profesor de Historia en la Universidad de Oviedo, pero sigue participando en numerosos proyectos arqueológicos. Ha participado en mas de 150 intervenciones, en excavaciones tan importantes como las de Pompeya. A nivel local, participó en el proyecto de musealización del Castillo de Soutomaior, que le sirvió para otro libro titulado “María Vinyals, la mujer del provenir”.

Su trayectoria como historiador e investigador se plasma también en la publicación de 6 libros y más de 50 artículos; sin embargo reconoce que tiene un especial interés en la figura de Prisciliano un personaje que define como “apasionante”, al que lleva investigando más de 20 años. Como historiador reconoce que aun hoy no es posible saber cuál fue su lugar de nacimiento, debido a las “lagunas existentes en la documentación”.

Se estima que Prisciliano nació entre los años 345 y 350 después de Cristo, en pleno siglo IV. Un periodo convulso que coincide con la caída del Imperio Romano de Occidente y la consolidación de la Iglesia Católica, con la fijación del canon y la doctrina, pero también con la persecución de la jerarquía episcopal hacia corrientes consideradas heréticas; entre ellas el Priscilianismo.

De Prisciliano se sabe, gracias a algunos escritos, que nació en la provincia romana de Hispania en el seno de una familia noble; que recibió una gran formación de contenido clásico y que pasó de ser pagano a cristiano en un proceso que él mismo definió como de entrada “en un puerto de tranquila calma”.

Se supone que fue un potentado terrateniente, poseedor de una o más villas en Hispania. Pero su lugar exacto de nacimiento sigue siendo una incógnita. Unas teorías indican que nació en las provincias más romanizadas del Sur como la Bética o la Lusitania; pero otras apuntan a que nació en la Gallaecia, una provincia romana que entonces ocupaba una extensión muy superior a la actual Galicia.

Un debate histórico que sigue abierto, porque según Diego Piay “con las investigaciones actuales no hay nada que impida que Prisciliano pudiera ser Galaico, otra cosa es que fuese gallego”. Sí se sabe que en su carrera eclesiástica fue nombrado obispo de Ávila y que como tal se presentó en Roma, para defenderse directamente de las acusaciones formuladas contra él, ante el Papa y el Emperador, aunque sin resultados positivos.

Sus postulados se observaron como un peligro para las bases que se estaban poniendo en la dirección de la Iglesia Católica. Prisciliano defendía la lectura libre de los textos bíblicos, también de los evangelios apócrifos; otorgaba gran relevancia a las mujeres en la estructura de la Iglesia, pregonaba un cristianismo más pegado a la pobreza que defendió Jesús, y criticaba los derroteros de una Iglesia que se estaba mundanizando con un apego cada vez mayor al poder.

Ante el incremento de sus seguidores, parte de la curia del momento acusó a Prisciliano de Herejía en un proceso que terminó con su decapitación en Tréveris, en el año 385. Un cuestionable proceso apoyado por el Emperador Romano Magno Máximo, en el que fueron asesinados otros siete seguidores. Prisciliano se convirtió así en el primer obispo decapitado en la Iglesia por orden del poder civil, algo que fue criticado también por una parte de la curia eclesiástica del momento.

Se sabe que sus restos fueron traídos a Hispania, según señala Sulpicio Severo. Diego Piay afirma que “todos los indicios apuntan a que fue enterrado en la provincia de la Gallaecia, aunque sin poder concretar donde”.

Como historiador reconoce que “no hay datos” sobre las tesis que situan el cuerpo de Prisciliano enterrado en Compostela, en lugar del Apóstol Santiago. Una tesis que califica de “plausible” pero que bajo su punto de vista “no tiene la misma fuerza que puedan tener otras tesis” entre otros motivos porque “no existen datos ni figuras sobre la importancia de Santiago como ciudad en aquel período”. Ademas recuerda que entre la muerte de Prisciliano y la leyenda sobre el enterramiento del Apóstol transcurrieron casi seiscientos años, desde el siglo IV al siglo IX.

En todo caso, Diego Piay sostiene que Prisciliano no era un hereje, y que fue condenado injustamente". Tras su muerte el Priscilianismo se mantuvo, incluso de forma oculta, al menos hasta el año 651, aunque con algunos cambios posteriores. Una corriente que según Diego Piay “sí tuvo un vínculo muy fuerte con Galicia”, como dejó escrito el cronista Idacio indicando que el priscilianismo “invadió la Gallaecia”, y que “por el hecho de ser Galaico una persona ya era acusada de ser priscilianista”.

Ante la gran importancia que tuvo en su momento la figura de Prisciliano, Diego Piay deja en el aire el análisis de cómo sería la Iglesia Católica si el priscilianismo hubiese triunfado en sus primeros años de formación.

Como historiador explica también que el personaje de Prisciliano es muy poliédrico y que permite relacionarlo con numerosos aspectos del último periodo del Imperio Romano: la sociedad, la cultura, la religión, las costumbres sociales, el derecho…de ahí que su objetivo en los próximos años siga siendo el de profundizar más en este personaje.

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