Juancho Conejo (Sidecars): "Leiva fue el señor Miyagi, nos enseñó los truquitos"

Ferrol

El Modo Avión Teatro Tour, la gira de Sidecars, "está siendo alucinante, una de las más bonitas que hemos hecho en nuestra vida" porque la banda "está en el mejor momento", confiesa su vocalista, Juancho Conejo (Madrid, 1987) en una entrevista antes de su concierto de este viernes en Ferrol.

El intérprete sostiene que su repertorio, "con el paso de los años y los discos", es cada vez "más sólido", pero es que en el recital del Auditorio ferrolano, además, "es un poco diferente", puede incluso que más "redondo", porque adapta su formato con respecto a un concierto eminentemente eléctrico.

Pese a que la gente "está sentada", valora que en recintos de este tipo "ocurre una cosa maravillosa": se genera "mucho silencio", algo que les permite "pasar por lugares más íntimos, ponerte más intenso en algunos momentos".

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"También hay momentos donde se levantan y bailan, pero eso no sucede en festivales", expresa Conejo, al que le "encanta el silencio" tras dedicar "muchas horas de trabajo y pensamiento a arreglar las canciones", que luego canta su público fiel, "una suerte".

La voz principal de Sidecars incide en el cambio de paradigma, el de unas "nuevas generaciones" en las que no hay "tribus urbanas", como cuando él era adolescente y "unos escuchaban rock y otros rap, lo que no era ese estilo no molaba; ahora la gente empieza a tener playlists en las que conviven música urbana, rock y todo tipo de estilos".

Es más, opina que ya "nadie se avergüenza por ello" y que eso "hace que los festivales sean más eclécticos", un aliciente más para un músico que intenta "seguir creciendo y mejorando" porque tiene "margen".

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"Escucho alguna canción más antigua y me doy cuenta de que las canciones han madurado, las cosas que contaba cuando tenía 20 años no son las mismas que ahora que tengo 37, afortunadamente", admite Juancho, que también observa que ha pasado a hablar de "cosas diferentes" y que la "manera de contarlas" también es otra.

Habla con la agenda bien definida, "tenemos calendario a dos años vista", y eso le "ataca un poco, intento no fijarme más allá de la semana siguiente", pero reconoce que no queda otro remedio porque lanzar "un disco conlleva muchos meses de trabajo".

La de Sidecars es una carrera de fondo, reseña, en la que han ido "encontrando un sitio y una manera de contar las cosas" que ya atesora un "sello de personalidad; no he inventado nada, hacemos canciones de rock y pop, pero el sello de carácter lo hemos ido consiguiendo".

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Un salto desde aquella "Soy fan de ti", que sigue escuchando "a menudo cuando subo a un taxi" y que le lleva a recordar cuando era "muy chiquitito, me recuerdo muy chavalín; me trae buenos recuerdos, fue un punto de inflexión que cambió nuestra carrera y nuestra vida, me saca una sonrisa".

Juancho Conejo es el hermano de un estandarte de la escena musical española, Leiva, que les "produjo los dos primeros discos", desde lo que "ha llovido bastante", y asevera que su rol resultó esencial: "Fue el señor Miyagi -el maestro de la película 'Karate Kid'- nos enseñó los truquitos al empezar; explicó cómo funcionaba todo, estuvimos en el estudio la primera vez con él".

"A partir de ahí, volamos", incide el miembro de Sidecars, que ha vivido "con él 15 años", ahora lo hace de nuevo, y esa unión permite que se muestren sus canciones, pero también "sugerir, él me sugería cosas muy buenas y yo no tenía experiencia; hemos encontrado un lugar bonito con el tiempo".

Eso sí, aclara que él no se siente "con la potestad de orientar a nadie" que empiece en la música, aunque sabe "seguro" que tiene experiencia" y a los "amigos que están empezando un proyecto" les da su opinión "con todo el cariño del mundo, pero no soy nadie para sentar cátedra".

Les espera un verano con "bastante" actividad y volverán a "compatibilizar festivales con otro tipo de shows", también en solitario o en formato teatral, y les "encanta hacer festivales", pero nunca han querido convertirse "en un grupo que está en el cartel todos los años".

"Penaliza un poco, me gusta disfrutar de la música y de distintos aforos y lugares; tratamos de no obsesionarnos con eso y estar todos los fines de semana para no ser pesados", desliza Juancho.