Williot o el arte de sorprender

Williot Swedberg, sin hacer ruido, está llamado a ser una de las mejores noticias del Celta 23-24 y también uno de los mayores aciertos de Luis Campos. Pero no por su continuidad, por su participación en el juego o por ser un jugador constante. Más bien por todo lo contrario. Su capacidad para sorprender, su intuición para el desmarque y, sobre todo, su sangre fría en la definición. No parece que sea un imberbe chaval de 19 años cuando encara al portero rival. Lo demostró en el épico mano a mano con Rui Silva en la victoria contra el Betis en el 96. Desmarque de ruptura, cabalgada y mucha tranquilidad y clase para sentar al portero luso y marcar a puerta vacía. Otro tanto contra el Las Palmas. Con un Celta empatando, lee la defensa del equipo canario y tira un desmarque brutal a la espalda de los centrales. Se va en mano a mano y define ante Vallés con mucha tranquilidad. Le amaga y se la cruza rasa perfecto.

Pero Williot también es el arte de sorprender. De sorprender a propios y a extraños porque ese chico con cara de no romper un plato, recuerda mucho a Solskjaer. Ese killer con cara de niño bueno. Pues así es Williot. Con ese correr un poco desgarbado, a veces no demasiado participativo en el juego, aunque cada vez más, pero que cuando recibe siempre intenta hacer daño al rival. Y si no recibe intenta siempre tirar desmarques para quedarse solo. Ya había tirado dos muy buenos en el segundo tiempo pero Larsen estuvo impreciso en el pase al segundo palo. Hasta que llegó la jugada con doble caño de Hugo Álvarez y la llegada para rematar de primeras, con el cuerpo girado, para marcar el 1-1. Otra vez el arte de sorprender. Otra vez "De repente un extraño" Williot.

Eso mismo hizo también en aquel dramático partido de Almería. Después de perder una renta de 0-2, el Celta navegaba por el nihilismo futbolístico en los minutos finales, hasta que apareció Williot. Desmarque que ve Manu Sánchez y aparece el sueco para rematar de cabeza al fondo de la portería. Desde ese gol en la jornada 4, solamente tuvo minutos residuales en 6 partidos y no participó en 13. Después empalmó dos lesiones que le mermaron.

Pero el arte de sorprender también llegó en la final del Nuevo Mirandilla. El Celta ganaba 0-1 y estaba sufriendo el acoso local. Y volvió Williot a tirar un desmarque de mucha calidad en el segundo palo y su disparo cruzado supuso el 0-2 que sirvió al final para sacar un punto de Cádiz. Otro gol de listo, de jugador intuitivo que tiene algo diferencial en el remate.

Cinco goles marcados por Williot en solamente 14 partidos jugados. Si nos vamos a los minutos disputados son cinco goles en 368 minutos. Es decir el mediapunta sueco marca un gol cada 74 minutos. Una media espectacular. Sin hacer mucho ruido, lejos de los focos, el internacional Sub-21 por Suecia tiene un don: el arte de sorprender. Y el Celta rentabiliza sus goles. Todos sirvieron para sumar. Cuatro para ganar los partidos y uno para sacar el punto de Cádiz. Liberad a Williot. Sin más.

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