Un pequeño zorro vista a diario La Bodeguita del Puerto, en O Vicedo
Le gustan las hamburguesas, los chipirones y, aunque le han cogido cariño, con su glotonería ha conseguido enfadar a más de uno
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Lugo
"Se va hacer más famoso el zorro que La Bodeguita", asegura Fran, el propietario de este local de hostelería en O Vicedo. El animal ha conseguido ganarse el cariño de vecinos, visitantes y personal del local con sus visitas diarias. Mañana y noche se acerca a la puerta pidiendo la cena, o el desayuno. El día que no lo hace sus empleados, que asegura le hacen más caso al animal que a él, lo echan en falta.
"Ya nos visitaba en verano, en otro local que tenemos donde estuvo el varadero, y los niños le daban un poco de pan o de hamburguesa", explica el hostelero. De esta forma consiguieron que el animal fuese cogiendo confianza y cada vez se acercaba más a la gente. "En aquel momento era más cachorro y se hizo muy dócil, llegaba muy cerca de las mesas, cogía la comida en la boca y escapaba", cuenta, "unos minutos después volvía e nuevo a que le diesen más".
Ese local solo abre en verano, así que como el zorro se había acostumbrado a comer bien, empezó a visitarles en este otro establecimiento, La Bodeguita del Puerto, situado en la misma zona. A quien más gracia les hace su visita es a los niños y a los padres, que aprovechan para grabarlo en vídeo. A pesar de que nunca han tenido ningún problema con el, y Fran asegura que es dócil, les advierte siempre que no se acerquen demasiado: "Al final es un animal salvaje, y hay que tener cuidado".
Ladrón de chipirones
A pesar de que gracias a toda la comida que le dan está bien alimentado, su glotonería le ha llevado a enfadar a algún vecino. "A parte de comer lo que le damos también hace sus travesuras", dice Fran, que cuenta que a plena luz del día entró en el gallinero de un vecino de la zona para llevarse una gallina.
No es el único que ha sido víctima de la cacería del zorro, que también es pescador, aunque a su manera: "En verano los que van a pescar chipirones al muelle tienen que tener cuidado porque cuando estaban de espaldas iba y metía el hocico en la bolsa para zampárselos". El animal, dice Fran, hace honor a su nombre.
Lo único que les falta es ponerle nombre, aunque antes de eso tiene que asegurarse de si es macho o hembra. Fran cree que es lo segundo, aunque reconoce no estar seguro del todo. Lo que tiene claro es que más pronto que tarde convocará una reunión con todos los empleados para decidir cómo bautizarle, porque ya se ha convertido en uno más de la familia.