El estallido floral del Corpus de Ares: arte efímero, tradición perpetua
Las alfombras florales llenan la villa aresana
Ares
Reflejo de cómo un evento que parte de una fiesta vinculada a la Iglesia puede empapar la vida cotidiana, las referencias a populares dibujos animados comparten tapices con motivos eminentemente religiosos en el Corpus Christi de Ares, que presume de alfombras florales.
La villa marinera, de más de 6.100 habitantes y convertida en los últimos años en uno de los grandes enclaves turísticos de la comarca de Ferrol, muestra la versión más colorida del intrincado puzle que conforman las callejuelas de su zona histórica, copada por toda una exhibición de arte efímero.
Son laboriosas obras que se lleva por delante la procesión, pero quienes han recogido el material necesario en los montes cercanos durante las semanas anteriores o se han arrodillado en la noche del sábado al domingo para conformar los murales asisten al espectáculo desde otro punto de vista.
Con una organización estable desde hace cuatro décadas, el evento ha adquirido impulso y reconocimiento con su declaración como cita de interés turístico gallego, reconoce Teresa Muíños, presidenta de la entidad promotora de la gran jornada de este domingo.
Pino, tuya, rosas o claveles se dan la mano en un "circuito perfectamente delimitado", más de un kilómetro de lienzos en formato vegetal que pueden ser descubiertos y admirados sin necesidad de abonar entrada.
"Venimos de casi un mes de preparativos, nos ha ido todo fenomenal; la gente tiene mucho ánimo, este año promete", señala la máxima responsable de la Asociación de Alfombras Florales de Ares. Aunque es bienvenido "todo el mundo", el festejo goza de buena salud con la entrada de gente joven.
Se suman al retén de veteranos para encarar un "sábado noche al pie del cañón" o haber superado, ya días atrás, cualquier "contratiempo, que surgen siempre". Entre ellos, que no hayan florecido todas las variedades deseadas por haber caído "tanta lluvia" en las semanas previas.
"No tenemos mucha flor y hemos buscado alternativas, pero siempre las encontramos", dice. Muíños incide en que hay "un ambiente precioso; te das cuenta de la unión de la gente de un pueblo por un bien común, es una maravilla".
Valora particularmente el respaldo municipal, tanto con personal como con vehículos para acudir a los campos próximos. Los negocios se vuelcan con comida o bebida para los que están sentados durante horas, "trabajando gratuitamente para el bien de un pueblo".
El objetivo, no dejar "nuestras tradiciones de lado". "Siempre ha sido un día muy especial, con muchos visitantes, pero cuanta más repercusión tengamos...", desliza la presidenta del colectivo, que alude a "un día memorable" que ha ido a más desde los años ochenta gracias al "boca a boca".
Teresa Muíños traza de memoria el mapa que transforma Ares cada final de primavera, con cinco tramos de alfombras junto a la iglesia de San Xosé y las calles Real y María, demostración de músculo organizativo que sitúa al evento, por la superficie ocupada, en los niveles anteriores a la pandemia.
Lo religioso comparte escenario con la "repercusión" del equipo local de fútbol, el Numancia, o de su club de remo, fruto de un "trabajo arduo detrás de gente que diseña o hace proporciones en ordenador", todas las manos son necesarias.
El casco viejo amanece "espléndido, lleno de color", orgulloso de que los "esfuerzos de este mes se vean reflejados en un día espectacular" en el que quienes han obrado el milagro lucen cansados por la tarea nocturna, "pero con las sonrisas puestas y la satisfacción de un buen trabajo en familia".
"Somos un pueblo volcado en las tradiciones y no perder nuestras raíces", ensalza Muíños, que admite que a los visitantes les "da rabia" que las alfombras desaparezcan, pero "es su cometido, es para una procesión, para que pase el Corpus". A los aresanos no les "da pena", habrá más "el año que viene".
Raúl Salgado
Redactor de Radio Ferrol Cadena SER, nos escuchamos en Hoy por Hoy y SER Deportivos