En diez años la costa gallega empezará a perder playas
Greenpeace apunta en un informe a Viveiro y Foz como los puntos más vulnerables de la provincia de Lugo
En diez años la costa gallega empezará a perder playas: Foz y Viveiro entre los puntos más vulnerables
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Lugo
Dentro de diez años la costa gallega empezará a perder playas, según alerta Greenpeace en un informe que titula 'Crisis a Toda Costa 2024', en el que analiza la situación del litoral ante los riesgos de la emergencia climática. Tras realizar una radiografía del estado del litoral gallego, identifican los puntos más vulnerables y señalan dos en A Mariña lucense: Foz y Viveiro.
Sin embargo, toda la línea de costa es vulnerable ante riesgos como el exceso de urbanización e infraestructuras, la contaminación, la construcción de barreras artificiales como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos o la modificación de cauces fluviales. Otra de las principales cuestiones que contribuyen al deterioro de la costa es la turistificación incontrolada. Todas estas actuaciones han provocado desequilibrios en los últimos años, que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas.
Además de las consecuencias económicas y sociales que tendría esta reducción de arenales, desde la entidad alertan de que con ellas se pierde su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para las personas residentes en el litoral. “La costa nos protege de los eventos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar provocados por el cambio climático, pero seguimos maltratándola. La pérdida de sus características naturales tiene que revertirse para que pueda protegernos”, explica María José Caballero, la responsable de Costas de Greenpeace y coordinadora del informe.
La subida del nivel del mar será una de las principales causas: de media se estima que por cada centímetro que suba el nivel del mar, la costa retrocederá un metro y para 2030 ya se esperan impactos muy graves en las costas gallegas. Concretamente, en el informe se señalan como los tramos más afectados por erosión y retroceso serán a Foz y Viveiro en A Mariña; Ortigueira, Ferrol, Betanzos, A Coruña, Ponteceso, Carnota, Ría de Arousa, Ría de Muros e Noia, Pontevedra, Vigo y A Guarda en el resto de la comunidad.
Nuevas soluciones
La previsión es que para final de siglo, en algunas ciudades el mar se habrá comido más de 40 metros de costa. María José Caballero, la responsable de Costas de Greenpeace y coordinadora del informe, explica que "durante décadas hemos deformado la costa a nuestro antojo", colocándonos en las previsiones actuales. Cree que a estas alturas "ya no podemos anticiparnos al problema, porque ya está aquí", pero sí que hay soluciones que deben ejecutarse con urgencia porque "todo retraso resultará en mayores costes económicos y humanos".
La previsión es que para final de siglo, en algunas ciudades el mar se habrá co8mido más de 40 metros de costa. María José Caballero explica que "durante décadas hemos deformado la costa a nuestro antojo", colocándonos en las previsiones actuales. Cree que a estas alturas "ya no podemos anticiparnos al problema, porque ya está aquí", pero sí que hay soluciones que deben ejecutarse con urgencia porque "todo retraso resultará en mayores costes económicos y humanos".
Para revertir la situación actual, resulta imprescindible, a su juicio, la implicación de la Administración a todos los niveles: local, autonómico y estatal. Hacen falta estrategias coordinadas, que busquen atacar la raíz del problema y no minimizarlo: "Las soluciones antiguas, como la construcción de estructuras de hormigón o el relleno de las playas tras la pérdida de arena, no sirven".
Greenpeace apunta diez medidas para luchar contra la pérdida de playas que pasan por reducir la contaminación, limitar la turistificación masiva y desenvolver la planificación urbanística teniendo en cuenta estas perspectivas:
- Aplicar políticas ambiciosas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y normativas de adaptación y protección de la costa de acuerdo con lo que marca la ciencia.
- Devolver la calidad ambiental a los espacios costeros para tener sistemas naturales estables que protejan de los peores riesgos.
- Acabar con la contaminación que empobrece la calidad de las aguas y nos supone el pago de cuantiosas multas a la Unión Europea.
- Poner coto a la turistificación masiva a través de medidas como la limitación de vuelos y cruceros, el establecimiento de tasas por pernocta que repercutan en la mejora de los servicios públicos y la regeneración de ecosistemas o la limitación de alojamientos turísticos y la participación ciudadana en la planificación turística.
- Introducir las previsiones sobre el cambio climático en la planificación urbanística y de infraestructuras.
- Impedir la construcción de infraestructuras y la urbanización que generen barreras artificiales que hacen de pantalla e impiden que la arena se deposite en las playas y aumentan la virulencia de los temporales marinos.
- Conservar y facilitar la expansión hacia el interior de marismas y humedales (son grandes disipadores de la energía del mar y, por tanto, muy buenos aliados en la protección) y recuperar los sistemas dunares. Prohibir proyectos en estas zonas y retirar las que existan.
- Revisar los deslindes (la delimitación) que determinan el dominio público marítimo-terrestre (100 metros en zona no urbanizable y 20 en zonas urbanizables), que constituye la zona mínima de protección frente a DANAS, temporales y la subida del nivel del mar.
- Recuperar las zonas inundables. En España, las inundaciones son, después de las olas de calor, el segundo fenómeno natural que más muertes provoca. Liberarlas de construcciones (su presencia aumenta exponencialmente los daños y riesgos) y recuperar los cauces naturales de ríos y avenidas.
- Promover la investigación científica de las afecciones provocadas tanto por las barreras artificiales como por el cambio climático en los ecosistemas, las especies marinas y la salud de las personas.