El desperdicio alimentario, un desafío de gobiernos, empresas y hogares en la lucha contra la crisis climática
Hablamos de este tema en SER Sostenibles con Rodrigo López Piquín
SER Sostenibles
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A Coruña
El desperdicio alimentario no es solo una cuestión de derroche; es una amenaza directa para nuestro planeta. Según la FAO, entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen de alimentos que nunca se consumen. Este problema, que todos contribuimos a crear, exige cambios urgentes en nuestra manera de comer y consumir.
¿Qué es el desperdicio alimentario?
Existen diferentes definiciones, pero en términos simples, el desperdicio alimentario se puede definir como aquellos productos agrícolas y alimentos desechados de la cadena alimentaria que aún son totalmente comestibles y aptos para el consumo humano y, sin un posible uso alternativo, terminan siendo desechados como residuos.
El desperdicio alimentario a nivel mundial
El desperdicio alimentario se ha convertido en una preocupación mundial y ocurre en diferentes etapas a lo largo de la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumo. Por lo tanto, resolver el problema requiere actuar en todas estas etapas, incluida la prevención y los problemas que inevitablemente surgen de la reutilización.
A nivel mundial, aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos se desperdicia o se pierde. Las tasas más altas de desperdicio se sitúan en el 40–50% para tubérculos, frutas y hortalizas; 35% para pescado; 30% para cereales, y 20% para semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.
El desperdicio alimentario en la Unión Europea
Es una gran preocupación en la que se hacen esfuerzos dentro del Pacto Verde Europeo y de la estrategia “de la granja a la mesa”. Además, existe una plataforma europea sobre pérdidas y desperdicio de alimentos. . La cuantificación de los niveles de desperdicio de alimentos (últimas estimaciones de FUSIONS 2016) muestra que el 70% del desperdicio de alimentos ocurre en los sectores doméstico, de restauración y minorista, mientras que el sector de producción y procesamiento de alimentos representan el 30% restante.
El desperdicio alimentario en España
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación hace un seguimiento del despercio tanto fuera de los hogares como en los hogares haciendo unas 12.000 encuestas cada año. El proyecto https://www.mapa.gob.es/es/alimentacion/temas/desperdicio/
“Más alimento, menos desperdicio” recoge muchos datos y realiza campañas de concienciación sobre el desperdicio alimentario.
Cuña desperdicio
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Lo cierto es que cada año hay menos desperdicio alimentario en los hogares (entorno a un 5% menos anualmente). Resulta curioso también que hay muchas diferencias entre las personas, en hogares con gente muy joven, entre 25 y 34 años el desperdicio ronda el 10% motivado porque comen mucho fuera del hogar. Entre los 35 y los 49 años, es el mayor problema, se desperdicia un tercio de la comida. Las personas mayores de 50 hacen más reutilización, su desperdicio está sobre el 35% y a partir de 60 es menor al 20%.
Existen diferentes iniciativas, grupos de trabajo y recomendaciones para prevenir el desperdicio de alimentos en las diferentes etapas de la cadena alimentaria: producción primaria, producción de alimentos en establecimientos de alimentación, comercio minorista, servicios de restauración y hostelería, y finalmente niveles de consumo interno.
El Gobierno de España ha propuesto una Ley de Prevención de las Pérdidas y el Despercio Alimentario que actualmente esta en fase de anteproyecto de Ley.
¿Qué hacen los supermercados para evitarlo?
Vamos a conocer lo que se hace desde una empresa de venta minorista de alimentación para ello nos hemos puesto en contacto con Ricardo Castro, Director de Calidad y Medio Ambiente de Vegalsa-Eroski.
SER Sostenibles: Ricardo Castro, Director de Calidad y Medio Ambiente de Vegalsa-Eroski 1
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Esta empresa, como otras, se está adaptando a la nueva persona consumidora, la persona consumidora sostenible. Es aquella que toma decisiones de consumo de forma consciente o inconsciente en favor a la ética y la defensa del medioambiente que percibe de una empresa o producto. Ninguno de nosotros quiere hacer daño a otra persona o al medioambiente cuando toma una decisión de compra. Las empresas están concienciadas tanto como lo están sus clientes.
Después de todas las medidas que nos ha explicado Ricardo Castro aun quedan alimentos sin vender. Si no se cumple el objetivo de que lleguen a nuestras casas se deben seguir tomando medidas para que no se conviertan en residuos.
SER Sostenibles: Ricardo Castro, Director de Calidad y Medio Ambiente de Vegalsa-Eroski 2
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Enhorabuena a VEGALSA por haber hecho este esfuerzo en conseguir la certificación que esperemos que sea el camino para seguir en el sector. Ahora ya tenemos los alimentos en nuestras casas y podemos hacer un esfuerzo para evitar el desperdicio alimentario en nuestros hogares.
Evitar el desperdicio alimentario es cosa de todos
En el supermercado han hecho un esfuerzo y ahora nos toca a nosotros, contribuir en casa para evitar el desperdicio alimentario es una forma efectiva de cuidar el medio ambiente y, además, ahorrar dinero. Vamos a conocer algunas formas de hacerlo:
Planifica tus comidas: Organiza un menú semanal y haz una lista de compras basada en él. Esto te ayudará a comprar solo lo necesario y evitará la compra impulsiva de alimentos que podrían no utilizarse.
Almacena correctamente los alimentos: Aprende a conservar los alimentos para que duren más tiempo. Usa recipientes herméticos, congela lo que no vas a usar de inmediato y asegúrate de que tu refrigerador esté a la temperatura adecuada.
Primero en entrar, primero en salir: Coloca los productos más antiguos al frente de los estantes o en la parte superior del refrigerador para asegurarte de que se consuman antes que los más nuevos.
Aprovecha las sobras: Transforma las sobras en nuevas comidas o úsalas en recetas como sopas, guisos o ensaladas. También puedes congelarlas para consumirlas más adelante.
Compra porciones adecuadas: Si vives solo o en un hogar pequeño, compra porciones más pequeñas para evitar que los alimentos se echen a perder antes de que puedas consumirlos.
Conoce las fechas de caducidad: Aprende la diferencia entre las fechas de caducidad y las fechas de "consumir antes de". Muchos productos son seguros para consumir después de la fecha de "consumir antes de", especialmente si se han almacenado adecuadamente.
Composta lo que no puedes usar: Si tienes desechos alimentarios, como cáscaras de frutas y vegetales, considera hacer compost en lugar de tirarlos. Esto reducirá la cantidad de basura que generas y producirá un fertilizante natural para las plantas.
Sé creativo con los ingredientes: Antes de desechar alimentos que están cerca de su fecha de caducidad, busca recetas que puedan aprovecharlos. Muchas veces, ingredientes que parecen inútiles pueden ser la base de una gran comida.
Educación y conciencia familiar: Involucra a todos en casa en la lucha contra el desperdicio alimentario. Habla sobre la importancia de reducir el desperdicio y asegúrate de que todos contribuyan a la causa.
Un esfuerzo colectivo con impacto duradero
El desperdicio alimentario no es un problema distante ni ajeno; es una realidad que afecta a todos los niveles de la sociedad, desde la producción global hasta nuestras cocinas. Cada acción que tomamos en casa tiene un efecto dominó que puede marcar la diferencia, tanto en la lucha contra el cambio climático como en la preservación de nuestros recursos.
Si cada uno de nosotros adopta hábitos más conscientes, como planificar las comidas, almacenar adecuadamente los alimentos y aprovechar las sobras, podemos reducir significativamente nuestra huella ecológica. No se trata solo de evitar que los alimentos terminen en la basura, sino de ser parte de una solución más amplia y de un movimiento global hacia un futuro más sostenible.
Las grandes empresas y gobiernos están implementando medidas, tal y como hemos hablado, pero el cambio verdadero comienza en nuestras propias decisiones diarias. Como consumidores, tenemos el poder de influir en la oferta y demanda, en las prácticas de las empresas y, en última instancia, en el estado de nuestro planeta.
Por lo tanto, la próxima vez que hagas la compra, piénsalo dos veces antes de desechar un alimento o de comprar más de lo necesario. Recuerda que cada pequeño esfuerzo cuenta, y que juntos podemos contribuir a un mundo donde el desperdicio alimentario sea cosa del pasado. Al fin y al cabo, un planeta sano y sostenible es responsabilidad de todas las personas.
Te invito a que hoy mismo revises tu nevera, tu despensa y tus hábitos alimenticios. Hazlo por ti, por las futuras generaciones y por un planeta que necesita urgentemente nuestra acción.