El superpoder de la Gen Z
En Generación Z para Boomers, Carlos Maceiras nos habla de la sensibilidad informativa de los jóvenes
Generación Z para Boomers, con Carlitos Maceiras
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A Coruña
A mí hay una cosa que me fascina de la generación Z y es que tenemos un superpoder. Tenemos un instinto que nos permite discernir fake news, estafas de phishing o cuando una imagen está generada por IA.
Se dice que el instinto no existe, sino que es una habilidad entrenada que permite predecir o entender situaciones en base a detalles que pueden pasar desapercibidos. La pregunta es: ¿cómo hacemos los Z para digerir la información y diferenciar la información basura de aquella que es importante, útil o verdadera?
Para encontrar cómo funciona este instinto, durante los dos últimos años, los investigadores de Jigsaw, una filial de Google dedicada a la política y la polarización en internet, han estudiado cómo los jóvenes de la generación Z metabolizan lo que ven en la red.
Querían, concretamente, estudiar algo a lo que llamaron "alfabetización informacional" de la generación Z. Buscaban entender qué método usamos los jóvenes a lo largo de nuestro desarrollo para aprender a asimilar información.
Inicialmente, se pensaba que sería un proceso lineal, como las matemáticas: empiezas contando, sumando, restando, dividiendo y, cuando te quieres dar cuenta, estás calculando la integral de algo que probablemente no usarás nunca en tu vida.
Sin embargo, estos investigadores encontraron un término más adecuado: "sensibilidad informativa". Esta práctica se basa en valorar la credibilidad de una información según "la heurística popular", es decir, según la opinión general construida entre todos.
En pocas palabras, la generación Z sabe distinguir entre noticias sólidas y memes generados por inteligencia artificial. Simplemente no les importa.
Mientras que las generaciones mayores se esfuerzan por verificar la información y citar las fuentes, los de la generación Z ni siquiera se molestan en hacerlo. Se limitan a leer los titulares y desplazarse rápidamente a los comentarios para ver lo que dicen los demás.
Dejan la determinación de la verdad y la importancia en manos de influencers con los que comparten opiniones y en quienes confían. Si un artículo es demasiado largo, lo saltan. No quieren ver cosas que les obliguen a pensar demasiado o que les alteren emocionalmente.
Según Jigsaw, si tienen un objetivo, es aprender lo que necesitan saber para mantener la calma y la conversación en los grupos sociales que eligen.
Las generaciones pasadas podrían decir algo como: "Sí, pero al final te tiene que importar la verdad". En cambio, la opinión de la generación Z parece ser: "Puedes decirme tu verdad y lo que crees que es importante".
Lo que determina la relevancia de una afirmación no es una noción establecida de autoridad, sino las señales sociales que recibimos de nuestros iguales.
Ejemplo en Reddit
Los jóvenes básicamente no ven diferencia entre conectarse a internet para leer noticias o para interactuar socialmente. La generación Z aborda la mayor parte de su experiencia digital en lo que los investigadores llaman modo timepass, buscando no aburrirse.
Si quieren responder una pregunta o aprender algo nuevo, tal vez recurran a un motor de búsqueda. Sin embargo, adquieren nueva información principalmente a través de sus redes sociales, depuradas algorítmicamente para reflejar lo que les interesa y en quién confían.
En resumen, han creado sus propios filtros para procesar una avalancha de información digitalizada. Solo aparece lo importante, y si algo aparece, debe ser importante.
Tampoco se fían de nada que contenga anuncios, muros de pago o ventanas emergentes pidiendo donaciones o suscripciones. El clickbait resta credibilidad.
Si saben que tendrán una discusión importante o deben tomar decisiones clave, como elegir un colegio o una inversión, están dispuestos a buscar datos. Sin embargo, la mayoría de las veces, pasan el tiempo en modo timepass, sin reflexionar demasiado.
Cuando se trata de cosas como dieta o bienestar, la generación Z simplemente lo prueba en su propio cuerpo para ver si funciona. Perciben esto como una forma segura de hacer su propia investigación, especialmente porque no daña a nadie más. Si esa dieta o rutina "funciona" en su cuerpo, es más creíble para ellos que los datos de un estudio poblacional.
Es muy poco probable que el consumo ocasional de TikToks lleve a alguien a un rincón oscuro de odio o desinformación. Es más probable que, si llegan allí, hayan decidido hacerlo.
Un reciente estudio del Pew Research Center reveló cuáles son las fuentes de información según la red social preferida: En X (Twitter), la mayoría de las veces las noticias proceden de medios de comunicación y periodistas que las elaboran. En Facebook e Instagram, llegan a través de familiares y amigos cuyos puntos de vista ya conoces. En TikTok, con una base de usuarios más joven, las fuentes suelen ser influencers.