La regla de tres: Pamplona, Leganés y Cornellá
El Celta encajó tres goles en sus visitas a tres rivales de su liga
Vigo
Hay tres partidos del Celta fuera de casa que se parecen mucho. Ya no solamente porque los de Giráldez encajaron tres goles en cada uno de ellos, sino también por la facilidad con la que rivales no acostumbrados a meter tres goles, pudieron hacerlos sin demasiada dificultad y con un guión muy parecido. Osasuna, Leganés y Celta, con matices, plantearon un guión muy claro para que los celestes se cocinaran en su propia salsa.
Vicente Moreno, Borja Jiménez y Manolo González tuvieron claro que había que tener mucha paciencia, intentar aprovechar los errores del rival y los posibles excesos de confianza en una bacanal de pases horizontales con posesiones tan largas como estériles. Es cierto que en Pamplona, en la primera parte, sí vimos a un Celta con más llegada y creando más peligro. Quizás porque era el momento en el que el equipo venía como una moto de ganar los dos primeros partidos en casa y del famoso 4-3 en La Cerámica.
Pero en Leganés y Cornella, la posesión de más de un 63% en Butarque o del 80% en el RCDE Stadium no tuvo reflejo prácticamente en disparos a portería. Era un dominio tan estéril como ficticio. El Espanyol y el Leganés plantearon eso, el dejarse dominar y les salió bien. Osasuna quiso plantear un partido más parejo pero tampoco saliendo en tromba como suele ser habitual en El Sadar. Sabían que el partido iba a ser diferente.
La paciencia de Moreno, Borja y Manolo, en este caso, les salió bien ante un Celta que, como tocaba con comodidad, pensaba que tenía bajo control la situación. Hasta que llegó el córner en Pamplona que, tras despiste en la marca, acaba marcando Enzo Boyomo de rechazo. Un gol que nos recuerda al segundo del sábado en Cornellá. Despiste en la marca, blandos en la contundencia del despeje y marca Leandro Cabrera, el central uruguayo, rematando muy solo el segundo rechazo. Lo mismo que el tercer gol en Leganés. Un córner a favor con permisividad defensiva para permitir un centro y entra solo un central en el segundo palo para rematar de cabeza.
En Pamplona el Celta logró empatar pero, justo antes del descanso, una relajación en la marca por banda a Bryan Zaragoza, le permite sacar un centro que acaba en autogol del Celta. En Leganés dos errores de Marcos Alonso y Mingueza en la salida permitieron a un Leganés que no había llegado al área celeste, ponerse 2-0 sin despeinarse.
El tercer gol en Pamplona de Abel Bretones tiene muchos ingredientes parecidos al tercero del Espanyol. El desajuste en la ayuda del carrilero, el central que sale al centro del campo a presionar fuera de posición y una cabalgada de Bretones, desde su lateral, prácticamente solo hasta el área celeste. En el gol de Cheddira que supuso el 3-1 en Cornellá, faltó contundencia en el despeje, desajuste en la marca en el centro del campo y carrera al espacio de Cheddira para sentenciar.
Y faltaba el análisis del primer gol del otro día en Cornellá. Esa jugada ya la hemos visto repetida en muchas ocasiones. Pero de un córner a favor acabar en gol en contra, es un deja vú de La Cerámica. En aquella ocasión acabó en penalti a favor del Villarreal con el tiempo cumplido. En Cornellá acabó en una contra que, incomprensiblemente, el Celta permite que un jugador recorra 85 metros en carrera sin hacerle falta. Con los defensas corriendo hacia atrás. Acciones que son impropias en Primera División.
Lecciones que hay que aprender de cara a las visitas ante rivales directos que quedan y muchas. Desde Vitoria a Valladolid, pasando por Mallorca, Getafe, Vallecas o Valencia. Quedan muchos partidos ante rivales directos y el Celta tiene que tener claro lo que se va a encontrar y lo que no tiene que repetir para intentar cambiar la dinámica fuera de casa. El sábado fue el ejemplo más palmario: 80% de posesión y 726 pases pero solamente dos disparos entre los tres palos. Y, ojo, solamente 7 faltas cometidas.