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El año que lo cambió todo

Este viernes hace un año que Marián Mouriño tomó las riendas de la presidencia del Real Club Celta

Marián Mouriño durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en A Sede / RC Celta

Marián Mouriño durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en A Sede

Vigo

El 13 de diciembre se cumplirá un año desde que Marián Mouriño se puso al frente de la presidencia del Celta, ocupando el puesto que había dejado su padre, Carlos Mouriño después de diecisiete años. La llegada de Marián ha supuesto un soplo de aire fresco y un nuevo capítulo en la historia del club vigués. Desde su llegada a la presidencia tuvo claro que quería corregir errores del pasado y acercarse al celtismo.

Y su primer trabajo ha tenido respuesta inmediata de la afición. Hacía muchos años que no se recordaba una comunión tan importante entre el celtismo y el club. Marián Mouriño ha sabido atender a la masa social, responder a sus reclamaciones y convertirse en una más de ellos. Escuchar a todos es parte del éxito de su gestión.

Cuando llegó al Celta lo primero que hizo fue tender puentes con las instituciones. Se limaron asperezas con el Concello de Vigo, se acabó el asiento vacío en el palco y hemos visto varias fotografías con el ayuntamiento. La más reciente, la firma que permite la celebración de conciertos en Balaídos ( estipulado dentro de la nueva concesión). El reto que tiene ahora el Celta de la mano del Concello es la finalización del estadio vigués, con la construcción de la grada de Gol, que arrancará en 2025. También ha trabajado con la Xunta de Galicia para asegurar el apoyo institucional en proyectos clave para el RC Celta.

Cambió y renovó su consejo de administración con gente de fútbol, joven y celtistas, como Sergio Álvarez o Xisela Aranda, cabeza visible de la creación de otro de los grandes aciertos de la gestión de Mouriño, As Celtas. Un nuevo CEO corporativo, un nuevo aire a su Fundación, nuevo director de fútbol y estructura del club y un eje central, CANTERA. Pero cantera de verdad. El Celta es un club de cantera pero no veíamos canteranos. Ahora la identidad es más potente que nunca. De la mano del canterano por excelencia, el entrenador Claudio Giráldez, por el que la presidente apostó con los ojos cerrados. Lo quería para enderezar el rumbo del equipo y devolver la ilusión al celtismo. Y todo con gente de la casa. Objetivo conseguido.

El acierto de "Oliveira dos Cen Anos" como nuevo himno del Celta ha catapultado al club a nivel internacional, donde la creación de C. Tangana, tan premiada ya, ha traspasado fronteras. Nadie quiere perderse el momento de interpretación del himno previo a los partidos, que ya se canta incluso a capela en el estadio, en Navia con el Celta baloncesto o en casi todos los colegios de la ciudad. Oliveira ha permitido volver a las raíces y emociona cada vez que suena, porque ya es algo propio y que llegó para quedarse y cambiar la historia del club.

Balaídos registra las mejores entradas de los últimos años, casi lleno en muchos partidos, la afición responde, la afición sonríe y esa es la mejor señal de que en Vigo todo va bien, de que Marián Mouriño ha acertado en este año que lleva al frente del Celta y que su presidencia dejará huella. Ahora, cuando el equipo está en una zona tranquila de la tabla y mirando más hacia arriba que hacia abajo, el proyecto deportivo podría ser esa alegría final para todos. Por el momento, todo el mundo se ha olvidado del sufrimiento de las últimas temporadas y disfruta de su Celta de autor, de Claudio Giráldez y la cantera y de la nueva era de la mano de Marián Mouriño.

 
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