Alfon, de repente un extraño
El albaceteño se ha ganado la titularidad a pulso
Vigo
En verano casi todo el mundo lo daba por amortizado y se le veía más como una nueva carpeta para Marco Garcés para intentar buscarle equipo. Pero Alfon es un luchador nato y sabe lo que le ha costado llegar a tener una oportunidad en el fútbol y ganársela. La que le había dado en pretemporada Claudio Giráldez era muy importante y no quería desaprovecharla. Ni él ni Pablo Durán, pese a la fuerte competencia, tiraron la toalla y lo que hicieron fue apretar los dientes para demostrarle al de O Porriño que no se equivocaba.
Sabían que iban a tener pocas oportunidades al principio y que su rol iba a ser de actor secundario. Solamente el paso del tiempo podría variar este rol en una ecuación en la que también entran otras variables como rendimiento de los “rivales de puesto”, rendimiento en entrenamientos, capacidad de adaptación a lo que te piden y capacidad de sumar goles y asistencias.
Y ahí Alfon se ha hecho grande. Muy grande. De no saber cuál iba a ser su futuro en verano, a que se hable abiertamente en el Celta en enero de que es una de las renovaciones que quieren afrontar conjuntamente con la de Guaita. Se lo ha ganado a pulso. No es casualidad que en la última actualización de valoración de jugadores de Transfermarkt, a finales de diciembre, su valor pasase de los 300.000 al millón de euros. Y el albaceteño ha terminado muy fuerte el año 2024 y ha comenzado a tope de confianza el 2025. Asistencia y partidazo contra la Real Sociedad en el 2-0 justo antes del parón, y dos goles en El Sardinero en el pase de Copa del Rey.
Fue el de Santander un partido superlativo en un chaval que tenía todos los focos puestos en él porque había pasado, con más pena que gloria, por el Racing de Santander. Y vaya partido que se cascó. Además de marcar dos goles, forzó la expulsión en la primera parte, le hicieron un penalti que no vio González Fuertes y tuvo tres mano a mano clarísimos. El gol de la clasificación en el 91 todavía le dio más épica a su partido. Otra de las imágenes del partido de Copa del Sardinero fue ver a Bamba, fichaje estrella de Campos, calentar la banda con los suplentes, para no salir ni un minuto de juego.
Y es que Alfon, para ganarse el puesto, tenía que adelantar por la izquierda a Williot y a Bamba. Casi nada. Sobre todo se le ponía difícil al principio por el explosivo arranque del extremo sueco y por la jerarquía de ficha y apuesta de club de Bamba. Pero Alfon siguió entrenando y luchando para hacerse un hueco y tener su oportunidad. Oportunidades que fueron llegando a cuentagotas con minutos en Villarreal, en donde hizo una gran primera mitad, en Pamplona o contra el Atleti y el Girona en Balaídos. También contra el Madrid o el Leganés pero minutos muy al final y ya con el partido en contra. Es cierto que aprovechó su velocidad y su capacidad para generar los espacios pero le faltaba la pausa para no precipitarse en la toma de decisiones. Ese timing tan importante en la Primera que, con el paso de los partidos, lo ha ido adquiriendo. La toma de decisiones en Primera, a toda velocidad, no es lo mismo que en 1ª RFEF.
Y ahí es donde vimos a un Alfon cada vez más entonado. El día del Madrid le dio una espectacular asistencia a Douvikas en el último minuto que el griego tiró fuera por poco. En Leganés generó varias ocasiones, de las pocas del equipo, en los diez minutos que tuvo ya con 3-0 en contra. Y llegó el partido del Barcelona. Ahí vimos a un Alfon con ganas, pillo y con mucha confianza ganada también en la Copa. Gol para meter al Celta en el partido tras robarle la cartera a Koundé. Contra la Real Sociedad generó varias ocasiones y le dio una grandísima asistencia a Pablo Durán en el 2-0.
Aparecía el Alfon de Copa que había marcado un gol y dado una asistencia contra el San Pedro de Alcántara, que había dado 2 asistencias y forzando un penalti en El Helmántico y que, el pasado domingo, marcó dos goles en Santander. Ahora es Alfon el que tiene por detrás a sus “rivales de puesto”. Un irregular Williot y un desaparecido Bamba tienen que apretar los dientes para intentar desbancarle de la titularidad. Es el triunfo del proletariado del fútbol. El trabajo ha premiado a Alfon. Se lo ha ganado en cada carrera y cada esfuerzo, también defensivo, algo que ha ido también aprendiendo a lo largo de los partidos.