La nueva gestión del lobo en Galicia: entre la protección y el control de la especie

A Coruña

El Congreso de los Diputados ha aprobado recientemente la retirada del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. También ha salido del Catálogo de Especies Amenazadas, una medida largamente reclamada por la Xunta de Galicia y que permite, de nuevo, autorizar su caza al norte del río Duero.

Con esta decisión, Galicia podrá revisar su plan de gestión del lobo, y no se descarta que este nuevo escenario incluya batidas controladas. La Xunta prevé que el nuevo plan esté listo en verano, tras una oleada de ataques a explotaciones ganaderas en zonas cercanas a núcleos rurales.

Galicia tiene más lobos que toda Escandinavia

Jacobo Feijóo, responsable de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias, recuerda que el lobo no está en peligro de extinción en Galicia. “Tenemos más lobos que en todo Portugal y casi tantos como Francia”, asegura. De hecho, estudios universitarios señalan que zonas como A Mariña lucense presentan una de las mayores densidades de lobo del mundo.

Esta alta densidad está generando conflictos cada vez más frecuentes con el medio rural. Según Feijóo, los ataques se han intensificado, en parte por un modelo ganadero más extensivo, que deja al ganado más expuesto, y por la falta de una presión cinegética que mantenga a los lobos alejados de las explotaciones.

La caza como parte de una gestión integral

Feijóo aclara que la retirada del lobo del régimen especial no significa barra libre para cazar, ya que sigue siendo una especie protegida. Las acciones de caza deberán estar justificadas y reguladas por criterios técnicos y científicos.

Históricamente, Galicia ha apostado por medidas preventivas, pero hay situaciones donde estas no son suficientes. “Hay explotaciones con acoso continuo, lobos que entran incluso en los establos, y ahí se necesitan medidas más específicas”, afirma. En esos casos, la caza selectiva puede ser parte de la solución, como herramienta de gestión que favorezca la convivencia entre lobos y ganadería.

¿Es el lobo una especie peligrosa?

“Como toda especie salvaje, el lobo necesita una cierta distancia del ser humano”, advierte Feijóo. Si no se toman medidas, los ejemplares pueden ganar confianza y acercarse demasiado a viviendas y personas. Aunque no se debe caer en el alarmismo, hay precedentes históricos de ataques a humanos en Galicia durante el siglo XX, especialmente a menores.

El problema no es la existencia del lobo, sino su proximidad no deseada a espacios habitados. Por eso, uno de los objetivos clave del nuevo plan de gestión debe ser garantizar esa distancia segura.

¿Hay sobrepoblación de lobos en Galicia?

Aunque no se puede hablar de una sobrepoblación general, sí hay zonas con densidades muy elevadas. Esto ocurre, por ejemplo, donde hay ganadería de caballos, una actividad muy difícil de proteger con medidas tradicionales. “En algunos lugares, la presión del lobo está llevando prácticamente a la extinción de razas locales de caballos”, alerta Feijóo.

Estas zonas podrían requerir controles poblacionales puntuales, siempre basados en estudios técnicos.

¿Qué debería incluir el nuevo plan de gestión del lobo?

Feijóo insiste en la necesidad de diálogo con organizaciones agrarias y cazadores. Será clave establecer con claridad:

• Cuándo y dónde se autorizarán las acciones de caza
• Qué tipo de estudios las avalarán
• Quiénes las ejecutarán (si sociedades de caza, agentes públicos o modelos mixtos)

Actualmente no se ha producido una convocatoria formal para abrir este proceso de diálogo, aunque desde Unións Agrarias esperan ser tenidos en cuenta. “Lo importante es que sea un modelo eficaz y que todas las partes nos sintamos cómodas”, señala.

¿Y el jabalí? El verdadero problema para el campo

Feijóo concluye que, aunque el lobo genera conflictos, el jabalí representa una amenaza aún mayor. Galicia podría tener cerca de 100.000 ejemplares de jabalí, frente a los 800 o 900 lobos estimados.

Aunque el lobo puede ayudar a controlar la población de jabalíes, su impacto es limitado. “El 15-20% de su dieta puede ser jabalí, lo que equivale a unos 5.000 ejemplares al año, frente a los 20.000 que se cazan”, explica. Por tanto, aunque el lobo es útil, no es la solución única para frenar la expansión del jabalí.