César de la Fuente, el científico coruñés que encuentra nuevos antibióticos en ranas
Su laboratorio en Pensilvania combina naturaleza e inteligencia artificial para combatir las superbacterias

Entrevista Cesar de la Fuente. Investigador.
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A Coruña
El investigador coruñés César de la Fuente lo ha vuelto a hacer. Su equipo científico, con sede en la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), ha descubierto una nueva vía para desarrollar antibióticos a partir de ranas. El hallazgo, publicado recientemente en una revista científica de referencia, podría convertirse en una herramienta clave contra las superbacterias, uno de los grandes desafíos de la salud pública global.
Un hallazgo insólito: antibióticos en la piel de las ranas
Durante años, la comunidad científica se ha preguntado cómo algunos anfibios sobreviven en ambientes altamente contaminados. La respuesta parece estar en unas moléculas presentes en su piel llamadas péptidos antimicrobianos. Uno de los casos más prometedores es el de la rana asiática Dorrana andersoni, que ha sido clave en esta investigación.
“El cuerpo de estos animales produce moléculas capaces de matar bacterias sin dañar las células humanas”, explicaba De la Fuente en una entrevista para La Ventana de las Rías. Usando biología sintética, su equipo ha logrado modificar estas moléculas como si fueran piezas de LEGO, hasta dar con una fórmula que sólo ataca a bacterias peligrosas y respeta las bacterias beneficiosas y las células humanas.
Inspiración natural, desarrollo artificial
El proyecto no se basa solo en la naturaleza. En su laboratorio, llamado Machine Biology Group, César de la Fuente combina el poder evolutivo de los anfibios con tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial (IA). Gracias a algoritmos, han logrado acelerar procesos que antes requerían años: “Hoy podemos generar y analizar cientos de miles de moléculas nuevas en cuestión de horas”, afirma el científico.
Este enfoque mixto, que parte de la biología natural y se complementa con técnicas digitales, representa una revolución en el diseño de medicamentos. Según explica, el objetivo es diseñar fármacos cada vez más específicos y menos tóxicos. Incluso se plantea una posible aplicación en terapias contra el cáncer, donde es clave atacar solo a las células enfermas sin dañar las sanas.
Talento internacional con sello gallego
El equipo que lidera De la Fuente está formado por científicos y científicas de todo el mundo. “Contamos con investigadores de Brasil, Italia o Galicia”, comenta con orgullo. Entre ellos destaca Lucía Ageitos, joven coruñesa que ha participado en este último estudio. Para el investigador, crear un entorno multicultural y transdisciplinar es esencial para avanzar en ciencia.
No obstante, reconoce que el panorama actual en Estados Unidos genera incertidumbre, especialmente para el talento extranjero. Las políticas científicas de la nueva administración estadounidense podrían dificultar la financiación y movilidad internacional. Aun así, su objetivo es claro: “Seguir atrayendo a los mejores investigadores, vengan de donde vengan, para luchar contra las resistencias antimicrobianas”.
¿Cuándo podrían aplicarse estos antibióticos en humanos?
Aunque los resultados son prometedores, el proceso para llegar a una aplicación clínica es largo. Actualmente, el equipo de César de la Fuente se encuentra en fase preclínica. “Ahora necesitamos inversión para dar el salto a los ensayos clínicos en humanos”, explica. Estos ensayos se dividen en tres fases y permiten evaluar la seguridad y eficacia del medicamento antes de su uso en hospitales.
A pesar de las dificultades, el científico coruñés se muestra optimista: “Estamos en los inicios, pero creemos que este enfoque puede salvar vidas”.
Un orgullo coruñés al frente de la ciencia global
César de la Fuente es un ejemplo de cómo el talento gallego trasciende fronteras. Su trabajo, a caballo entre la biología, la química y la inteligencia artificial, pone a A Coruña en el mapa de la ciencia internacional de vanguardia. Su investigación con ranas podría convertirse en una solución vital frente a una amenaza silenciosa: las bacterias resistentes a los antibióticos.
“Ojalá algún día veamos estas moléculas en hospitales salvando vidas. Ese es nuestro objetivo final”.




