La mirada de Jorn Lucas: As dúas Coruñas

A Coruña

Aunque me alegro que el número de andamios y edificios en obras está aumentando rápidamente - como vecino de A Coruña, me preocupa su aspecto.

Vayas por donde vayas, te encuentras con baches, pasos de peatones que ya no se distinguen como paso de peatón, edificios abandonados o en ruinas y cables colgando de las fachadas.

Está claro que esta ciudad maravillosa no solo necesita mantenimiento, sino un masterplan sobre cómo hacerlo y cuándo. Casi hay que ir barrio por barrio, calle por calle.

No solo en La Marina y El Parrote y Los Cantones… Sino también más allá de la Ronda de Nelle y la Ronda de Outeiro.

A Coruña es una ciudad.

No dos, dividido por las Rondas..

Es más, yo creo que el gobierno municipal puede asegurar su futuro político, si apuesta por una reforma total de la ciudad. Una calle o una acera puede estar limpia. Pero si está rota o en mal estado, la imagen de abandono sigue. Y así transmite una sensación de olvido. Terreno fértil para el populismo, del tipo que no queremos.

En los Países Bajos, los populistas han llegado al poder en parte porque supieron conectar con un electorado que se sentía ignorado. Por muchas razones.

Porque ya no hay transporte público, mientras las autopistas parecen mesas de billar.

Porque una ciudad se deteriora mientras suben los precios.

Porque la maleza crece entre las baldosas.

Puedo seguir así un buen rato.

Así que… al lío.

Porque el abandono atrae más abandono. No me creo que haya alguien en Coruña a quien le guste el aspecto de colchones por las calles y aceras rotas.

Ni en Agra del Orzán, ni en el Ventorrillo, ni en la Sagrada Familia. Ni en El Parrote.