Los vecinos de todos los pueblos llamados San Pantaleón de España se reúnen una vez al año
Tras décadas de encuentros, han forjado lazos de amistad que hacen que esperen "con fervor" por la cita

Los vecinos de todos los pueblos llamados San Pantaleón de España se reúnen una vez al año
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Lugo
Hace quince años, Elvira Gómez, una vecina de San Pantaleón de Losa, en Burgos, inició una tarea que a lo largo del tiempo ha traído grandes alegrías a varios cientos de personas. Desde la Asociación de Amigos de San Pantaleón, creada para cuidar la ermita dedicada al santo en la localidad, se marcaron como objetivo ponerse en contacto con todos los lugares de España que llevasen la advocación en el topónimo: "Nos pusimos manos a la obra, y lo conseguimos".
Hay cinco en todo el país. Este, en Burgos, y otro en la misma provincia, San Pantaleón de Páramo; San Pantaleón de Aras, en Cantabria; y otros dos en Galicia, San Pantaelón das Viñas en la provincia de A Coruña, y San Pantaleón de Cabanas, en el municipio lucense de Ourol. A parte de estos en España, hay otro en Italia, pero por lo de ahora no lo incluyen en la ruta.
Una vez al año en torno a 300 personas de todos ellos se juntan en un lugar de cada vez, hasta el sexto año que se encuentran en la Ermita de la Encarnación, en Madrid, donde se encuentra la principal reliquia del santo. Después, vuelven a iniciar la ruta.
"Lo que se hace es una misa en honor a San Pantaleón, y seguidamente una comida, todos juntos, de hermandad", cuenta Elvira. Por la tarde, continúan la celebración con música: "Los de Viñas tienen una escuela de gaitas maravillosa, bailamos y estamos juntos hasta última hora de la tarde, cuando ya cada uno vuelve a sus pueblos".
Tras quince años, las primeras presentaciones se han convertido ya en viejas amistades que hacen que los participantes esperen "con fervor" la llegada del día. Ana, vecina del San Pantaleón lucense, asegura que la relación va más allá del día y es importante sobre todo para la gente mayor: "Alguno hasta pasados los ochenta años iba a todas, y cuando ya no pueden se llaman por teléfono y mantienen el contacto, porque la relación es de mucho cariño".
Explica que para ellos es "muy importante" porque significa "tener en cuenta sus vivencias y sus recuerdos". Aunque, al principio, reconoce que resultó un poco extraño que "un grupo de cinco personas nos llamasen a través del sacerdote de la parroquia", y como "no se sabía muy bien lo que era" no se animaron a acudir. A la siguiente ocasión un grupo de vecinos quiso probar la experiencia, y terminó convirtiéndose un uno de los momentos más esperados por todos.
"Además esta es una parroquia muy pequeña", continúa Ana, "que cada vez queda menos gente, y cuando toca venir aquí se llena". El viaje a Ourol es, de hecho, uno de los preferidos de la comitiva. Elvira Gómez asegura que "el San Pantaleón de Cabanas tiene algo especial, sus gentes". "En todos nos sitios nos reciben con cariño, pero allí es espectacular, un pueblo de postal, con esas casitas de tejados negros, de pizarra, los campos verdes y un cielo de un azul impresionante", describe.




