Cannes se fija en Alberto Gracia: de director a actor con Carla Simón

Ferrol

El debut como actor del director de cine Alberto Gracia (Ferrol, 1978) no ha pasado desapercibido para la crítica, pero tampoco para los profesionales del celuloide, tras la exhibición de 'Romería', la última película de la cineasta Carla Simón, en la edición número 78 del Festival de Cannes, que bajó su telón el pasado fin de semana.

De nuevo en casa, el ferrolano valora la repercusión de su trabajo más reciente tras 'La Parra', filme aclamado por la prensa especializada y que estrenó en su ciudad natal en diciembre pasado.

Para sorpresa de muchos, ahora está delante de la cámara y a las órdenes de la realizadora catalana, con la curiosidad añadida de que la creadora paseó por la alfombra roja del certamen galo a punto de dar a luz, como ya le había ocurrido cuando recibió el Oso de Oro en Berlín por 'Alcarràs'.

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Gracia dice de Simón que es "un encanto, me gustó mucho currar con ella", y manifiesta que está "muy contento por acompañarla" en Cannes, donde fue no menos "emocionante volver a ver a la gente del rodaje" y desfilar ante los flashes, una "experiencia que muy poca gente tiene en la vida".

El ferrolano se cuelga la etiqueta de "actor primerizo", pero no oculta, con una sonrisa traviesa, que ha hecho "un adelantamiento por la derecha a muchos, no se puede empezar mejor", aunque también sostiene que ha influido el hecho de estar "metido en la industria del cine".

"Tampoco hay tanta gente que se dedique a esto, nos conocemos; la directora de casting, María Rodrigo, me conocía bien", apunta el cineasta, que dibuja a su personaje como "un lazarillo, un buscavidas; un tipo con mucha picaresca, pero al mismo tiempo un juguete roto".

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Alberto Gracia no se vio arrinconado por las dudas: le podía "cuadrar" porque, reconoce, esos rasgos le recuerdan "a cómo estaba yo hace no tanto tiempo", así que no le supuso "demasiado esfuerzo meterme" en el papel, ante el que se mostró "encantado" tras leer el guion.

Llegaron entonces las pruebas y Simón "vio que era yo, nos empezamos a llevar muy bien" y comenzó para él "algo nuevo", un periplo que se hizo todavía más dulce gracias a su sabiduría como director: "Ella lo cuenta, trabajar con alguien que sabe lo que estás haciendo desde el otro lado te abre puertas, hace de espejo en algunas situaciones".

Repasar esta vivencia depara más anécdotas, como que Alfonso Míguez, actor principal y en "cierto sentido" su propio alter ego en su última película como realizador, optó a hacerse con ese mismo personaje, algo "muy curioso" para la cineasta, que visionó entonces 'La Parra', un filme que después "defendió en redes, me hizo mucha ilusión".

"Se quedó fascinada cuando le pasé la película; vio a Alfonso y dijo que estaba también en la selección final", puntualiza Gracia, que recurre al humor para desvelar, más allá de métodos como el Stanislavski, cómo se sumergió en el alma del tío de la protagonista: "Intenté ir de resaca al rodaje, eran trece sesiones e intenté llegar con trece resacas".

No en vano, la meta era aparecer "no muy favorecido, buscaban esto", así que le dio pinceladas de "decadencia, le metí un pequeño plus y no quedó nada mal", todo para dar vida al "único sincero" que percibe en la película cuando salen a relucir temas capitales en 'Romería', como el sida o la heroína.

Encarna a un hombre "fascinado con la madre de la protagonista, a la que ella va a buscar, y le recuerda a ella", así que, desde la "nobleza y la sinceridad", aflora la "atracción como fantasma de aquella época dorada y se quieren mucho; Carla ha sabido mostrarlo con una frescura que los demás personajes no tienen, está más de vuelta".

Volverá a las Rías Baixas, quizá también a Madrid y Barcelona, para la promoción de un trabajo a estrenar en septiembre, rodado al final del pasado verano y empaquetado en tiempo récord para llegar a Cannes: "Es un hito, muy poca gente está en la sección oficial".

Alberto Gracia cita también a su amigo Oliver Laxe, en cuya premiada 'Sirat' también ha tenido la "suerte, desde lejos, de participar en cierto sentido, echando feedbacks", pero el suyo no es un vínculo reciente precisamente, ya que el director afincado en Os Ancares aparece en una de sus películas y produjo su primera cinta.

La gran semana de Laxe y Simón es, para el ferrolano, algo al alcance de "muy poca gente" y que le lleva a pensar que el cine español "está viviendo un momento dulce; hay hambre en el audiovisual de cosas nuevas, que no sean las siempre vistas, han arriesgado mucho".

"Seguir la estela de estos dos autores va a ser determinante para el cine de nuestro país", apostilla el actor emergente, que abre la puerta a más incursiones de este tipo: "Las experiencias a ese nivel lo único que te pueden traer son cosas buenas; me proyecto en otras películas, pero no soy una persona que pueda coger cualquier papel ni quiero".