"Nadie conoce el calvario más que quien lo vive": A Coruña clama contra la violencia machista
Mariluz Lozada Somoza, coordinadora del programa de atención a víctimas de violencia de género del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, detalla cómo se acompaña a estas mujeres
Mariluz Losada Somoza, Coordinadora del programa de atención a victimas de violencia de género, del Colegio oficial de psicólogos de Galicia
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A Coruña
El asesinato de Maritza, de 49 años, en A Coruña ha reabierto el debate sobre las barreras psicológicas que impiden a muchas mujeres dar el paso de denunciar a su agresor o abandonar una relación violenta. Para entender mejor esta realidad invisible, hablamos con Mari Luz Losada Somoza, coordinadora del programa de atención a víctimas de violencia de género del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, quien detalla cómo se acompaña a estas mujeres y por qué, a pesar de los recursos disponibles, el miedo y la dependencia emocional siguen siendo obstáculos difíciles de superar.
«Nadie conoce el calvario más que quien lo vive»
La tragedia de Maritza, que estaba incluida en el sistema VioGen tras una agresión denunciada de oficio por la Policía, demuestra que el control institucional no siempre basta si la víctima no da el paso de cortar definitivamente la relación. «No podemos culparlas —insiste Mari Luz Losada— porque muchas se aferran a la parte buena de la relación, a esos momentos en que el agresor parece una persona maravillosa».
¿Cómo funciona el programa de atención psicológica a víctimas?
El Colegio Oficial de Psicología de Galicia dispone de un programa específico para mujeres mayores de edad que acrediten su condición de víctima de violencia de género mediante sentencia condenatoria, orden de alejamiento o informe de servicios sociales. «Si una mujer cree que sufre violencia pero no tiene la acreditación, le orientamos y derivamos a los recursos adecuados, pero para entrar en este programa debe estar reconocida oficialmente como víctima», explica Losada.
Este servicio también se extiende a hijos e hijas, menores o mayores de edad, y garantiza que todos los profesionales que intervienen tengan formación especializada en violencia de género, trauma, intervención social y, en el caso de menores, psicología infantil.
Las barreras que frenan la denuncia
Según Mari Luz Losada, uno de los mayores retos es desmontar la esperanza de cambio: «En muchos casos, las víctimas piensan que el agresor va a cambiar, que esos episodios de insultos, control y agresiones son puntuales, cuando en realidad forman parte de un patrón continuo de violencia». En este contexto, añade, «no podemos olvidar que existen dependencias de todo tipo: económica, emocional o incluso social, lo que hace aún más difícil romper el vínculo».
Más recursos: centros de información y programas de apoyo
Para las mujeres que no cumplen los requisitos del programa psicológico del Colegio, Galicia cuenta con Centros de Información a la Mujer (CIM) distribuidos por toda la comunidad. «En estos centros no solo hay psicólogas, también juristas y trabajadoras sociales que ayudan a tomar decisiones a medio y largo plazo», apunta Losada.
Además, existe la Quenda de Violencia de Xénero, un servicio de atención psicológica de emergencia y acompañamiento jurídico durante el proceso de denuncia. «Del mismo modo que hay derecho a abogado de oficio, hay derecho a psicólogo de oficio especializado en violencia de género», recuerda.
Un mensaje a las mujeres que sufren en silencio
Para Mari Luz Losada, lo más importante es que las mujeres sepan que no están solas: «Aunque decir ‘pierde el miedo’ es fácil, lo fundamental es que sepan que tienen puertas a las que llamar. Si no te sientes cómoda en el CIM de tu pueblo, ve al de un municipio cercano. Lo importante es pedir ayuda y no enfrentarse sola a esta situación tan dura».
