¿Por qué sentimos que todo es igual? La pérdida de autenticidad en la era del consumo inmediato

A Coruña

Carlos Maceiras reflexionó esta semana en Generación Z para Boomers sobre una cuestión cada vez más comentada por los jóvenes: la pérdida de autenticidad en nuestras experiencias cotidianas. A través de ejemplos del cine, la música, la moda o incluso la hostelería, abordó un fenómeno cultural que gana visibilidad en redes sociales y que pone en jaque al minimalismo y la inmediatez.

El vídeo viral que lo explica todo

El punto de partida de la reflexión fue un clip viral del pódcast Special People Club, de Etsy Quesada, que acumula cientos de miles de visualizaciones. En él, la creadora critica cómo el minimalismo y el clean look están “matando el alma” de nuestras experiencias.

“Las cosas solían ser rituales y solían tener identidad”, dice Quesada al comparar el ritual de ir al videoclub a alquilar una película con la forma actual de ver cine: “ahora es una mierda, se ha perdido el respeto”.

Cine, música, videojuegos… todo más rápido, todo más igual

Carlos Maceiras desarrolla esta idea analizando cómo ha cambiado nuestro consumo cultural:

Ver una película pasó de ser una experiencia colectiva (elegirla en el videoclub, rebobinarla, comentarla con amigos) a algo rápido y fragmentado.

En la música, se ha perdido el valor del formato físico. Del vinilo pasamos al CD, del CD al MP3, y ahora simplemente hacemos scroll en Spotify o TikTok.

Incluso los videojuegos han perdido parte de su encanto. Ya no se sopla el cartucho ni se espera a que cargue. Todo se descarga o se juega en la nube, sin tiempos muertos ni emoción.

El diseño impersonal y la nostalgia como refugio

El fenómeno también afecta a sectores como la restauración o la moda. El ejemplo más claro: McDonald’s, que ha pasado del rojo chillón y los toboganes para niños a interiores neutros con paredes verdes. El problema no es solo el cambio, sino que todas las marcas han cambiado en la misma dirección, provocando una homogenización estética.

“Todos los restaurantes nuevos parecen iguales. Neones, lavabos modernos, señalética ‘original’... pero sin alma”, resume Maceiras.

En la moda, lo que antes era exclusivo y underground hoy es replicado en masa a precios más altos. Y en el cine, proliferan los remakes y secuelas innecesarias, como si el sistema solo quisiera repetir fórmulas conocidas que aseguren beneficios.

¿Una respuesta generacional? El regreso de lo analógico

Ante esta saturación de estímulos y la estandarización de todo, muchos jóvenes están volviendo a lo analógico:

• Las cámaras de carrete y desechables se venden más que nunca.
• Las tiendas de vinilos resucitan en muchas ciudades.

Se valoran más los objetos que requieren tiempo, espera o atención: desde una foto bien pensada hasta encontrar un disco olvidado en una tienda de segunda mano.

“La vida era más divertida a velocidades más lentas”, reflexiona Carlos. “Ahora todo se cocina tan rápido que hemos perdido la ilusión por el descubrimiento”.

Inmediatez, ansiedad y el coste emocional

Esta velocidad no solo afecta a la estética, también al bienestar. La primera generación que creció con móviles desde la adolescencia es también la que presenta mayores niveles de ansiedad, pese a no haber vivido guerras ni crisis graves. La falta de pausa, de espera, de incertidumbre asumida como parte de la vida, puede estar detrás de este malestar generalizado.

¿La solución? Parar

La conclusión de la sección fue clara: necesitamos recuperar el valor de lo auténtico, de lo artesanal, de lo que tiene un ritmo propio. “Vamos a tener que parar”, concluyó Maceiras. “Porque si no, la vida perderá el sabor que solo el tiempo sabe dar”.