La costa de A Coruña esconde más de 200 furnas
Tras cuatro años de investigación un equipo de espeleólogos gallegos ha conseguido catalogar al menos 234 cavidades entre A Coruña y Arteixo

Las furnas en la costa de A Coruña
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
A Coruña
Un equipo formado por espeleólogos de varios clubes gallegos —O Rei Cintolo (Mondoñedo), Cetra (Vigo) y Gers Ártabros (A Coruña)— lleva desde hace cuatro años inmerso en un proyecto pionero: catalogar y topografiar las furnas marinas de la costa entre A Coruña y Arteixo. Hasta el momento, ya han logrado inventariar 234 furnas y han realizado planos topográficos en unas 150 de ellas, según avanzó El Ideal Gallego.
Uno de los impulsores de esta iniciativa es Xurxo Lorenzo, que comenzó esta labor durante la pandemia, casi por casualidad, como una forma de explorar la costa con sus hijos pequeños.
Un proyecto que nació durante la pandemia
Lorenzo explica que ya había realizado algunas topografías puntuales antes de 2020, como la furna do Galo en Arteixo o la furna do Pirata en A Coruña. Pero fue durante el confinamiento perimetral, cuando sólo se podía circular entre concellos limítrofes, cuando surgió la idea de visitar más furnas con sus hijos como alternativa a los parques urbanos.
"Fuimos buscando furnas accesibles, próximas a playas, y mientras las explorábamos, empezamos también a hacer planos. Poco a poco se sumaron amigos y otros espeleólogos, y sin darnos cuenta acabamos montando un proyecto muy completo", cuenta.
Un patrimonio oculto sin catalogar
Hasta ahora, no existía ningún catálogo ni estudio sistemático de estas cavidades marinas en la zona de A Coruña. Salvo alguna topografía muy puntual realizada hace décadas, las furnas estaban completamente fuera del radar científico. "No sabíamos cuántas había, ni dónde estaban, ni sus dimensiones. Podían ser pequeñas o de hasta 60 metros de largo", explica Lorenzo.
El equipo se ha encontrado con una gran variedad de tamaños y localizaciones, desde furnas muy accesibles en arenales hasta otras ocultas entre acantilados y rocas, a veces solo accesibles en condiciones muy concretas.
Un trabajo condicionado por el océano
A diferencia de la espeleología tradicional, en este caso el trabajo está completamente condicionado por el mar. Solo se puede acceder a las furnas durante la marea baja, preferiblemente en mareas vivas, cuando el nivel del agua desciende hasta cinco metros.
"Si vas en marea alta, hay cuevas que ni siquiera ves, porque están completamente sumergidas", señala Lorenzo. Además, hay que tener en cuenta el oleaje, el estado del cielo y las condiciones del terreno, ya que muchos accesos implican caminar entre rocas mojadas o resbaladizas.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del proyecto ha sido la presencia de coladas minerales en muchas furnas: formaciones que se asemejan a cascadas petrificadas o estructuras con forma de panal o escamas. Estas coladas tienen colores muy vivos, como ocres, dorados o amarillos, que contrastan con el entorno marino habitual.




