San Roque, Labañou y el “Sin Querer”: Paco Lodeiro nos lleva de paseo por su barrio
El presentador de televisión repasa anécdotas, cambios y vivencias de un barrio que mantiene su identidad a lo largo de las décadas

Paco Lodeiro nos da un paseo por San Roque
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A Coruña
En A Coruña hay barrios que guardan su identidad generación tras generación. Uno de ellos es San Roque, una zona con raíces profundas, situada junto a Riazor y con una historia que se entrelaza con Labañou, la Ciudad Escolar y otros puntos emblemáticos de la ciudad. Hoy, gracias al testimonio de Paco Lodeiro, vecino de toda la vida, recorremos sus calles y recuerdos.
Entre San Roque y Labañou: identidad de barrio
Definir los límites de San Roque no siempre es sencillo. Según Paco, “esto es San Roque… aceptamos Labañou como zona de influencia, pero somos sanroqueños”. Estas fronteras difusas se reflejan incluso en el fútbol local: el equipo de barrio “Sin Querer” nació en San Roque, pero con el paso del tiempo y la reubicación de sus instalaciones, pasó a asociarse también con Labañou.
El origen del equipo “Sin Querer”
La historia del nombre es casi una leyenda urbana. Durante unas fiestas en el barrio de Visma, el equipo fue invitado a jugar y tratado con gran hospitalidad. No querían estropear la celebración ganando, pero sin querer empataron el partido. Desde entonces, el nombre "Sin Querer” quedó para siempre ligado al club.
De las leiras a la Plaza de la Tolerancia
Cuando Paco llegó de Venezuela a Galicia y se instaló en la Rúa Argentina, la actual Plaza de la Tolerancia no era un parque, sino una leira con cultivos. “Si el balón se escapaba, había que tener cuidado porque podían pincharlo con el fouciño”, recuerda. Hoy, en lugar de huertas, hay zonas verdes, juegos infantiles, canchas y mesas de ping-pong, reflejo de la transformación urbana vivida en las últimas décadas.
Un barrio con alma rural
En los años 70, San Roque era un punto de encuentro entre vecinos nativos y familias llegadas desde aldeas gallegas o de la emigración. Había huertas, corrales, pequeñas casas y un ambiente de proximidad. Paco recuerda cómo su familia compraba, socializaba y disfrutaba sin necesidad de salir del barrio, una costumbre que todavía mantiene.
El local del Sin Querer: centro social y deportivo
Más que un club de fútbol, el local del Sin Querer fue durante años un verdadero centro cívico. Allí se organizaban verbenas, campeonatos de ajedrez, actividades deportivas y hasta había duchas para los vecinos que no disponían de ellas en casa. “Era un universo propio, un punto de encuentro donde todo el barrio pasaba”, relata Paco.
Nostalgia y orgullo
Aunque reconoce que muchas cosas han cambiado —como el río sin canalizar o las huertas— Paco valora la calidad de vida actual, con espacios cuidados y un entorno seguro. Sin embargo, la conexión con la historia sigue viva, especialmente los días de partido en Riazor, cuando el barrio recupera su bullicio.




