El fuego más grande de Galicia se mantiene por detrás de la línea de control en la provincia de Lugo

Lugo

El incendio más grande de la historia de Galicia mantiene a la coordinación del servicio de extinción muy pendiente de su flanco oeste, en el sur de la provincia de Lugo. Las zonas de A Seara y el entorno del río Soldón son las más críticas, por la posibilidad de que se reactiven nuevos focos en terrenos inaccesibles en el fuego procedente de la comunidad vecina de León.

El incendio arrasó en el municipio de Quiroga, según las últimas estimaciones provisionales, más de 6.000 hectáreas. Varios núcleos de población se vieron cercados por las llamas durante los últimos días y en el lugar de Alvaredos se quedaron a un palmo de las casas. Una de las viviendas de este núcleo, que se encontraba aislada de las demás, se quemó.

Durante el día de hoy la situación es mejor, sin que eso signifique en ningún caso buena. El fuego avanza lentamente, pero por detrás de la línea de control, que es la que establecen los operativos como límite para mantenerlo a raya. Se dibuja teniendo en cuenta el terreno, la línea de fuego o los núcleos de viviendas que pueda haber.

Se ha conseguido estabilizar el 80% del perímetro, pero no se descarta cualquier posible reactivación: la calor y sobre todo el viento pueden cambiar el escenario de un momento a otro. Las horas centrales del día son críticas, porque se reavivan decenas de focos al mismo tiempo, algunos en lugares inaccesibles, lo que hace muy complicado detener el avance del fuego en los 163 kilómetros de perímetro del incendio iniciado en Larouco.

La mejoría de la situación en Ourense ha permitido relocalizar parte de los efectivos, que se afanan en realizar cortas con palas, refrescar el terreno y retener el fuego. También los medios aéreos riegan las zonas críticas e inaccesibles.

Los cambios en la meteorología son claves

El descenso de las temperaturas ha contribuido mucho a que los trabajos para contener el fuego estén siendo más efectivos. En los últimos días resultaba imposible atacarlo, por su virulencia y por las elevadas temperaturas que llegó a alcanzar. El agua que soltaban sobre las llamas los medios aéreos se evaporaba antes de llegar a ellas.

En cuanto a la protección de las casas, la dispersión de los núcleos y su configuración son el mayor reto. Además, la disposición de las casas, muy pegadas entre ellas, y los caminos estrechos hacen imposible que la maquinaria pesada llegue a algunos puntos. Su principal objetivo es crear cortafuegos, que en muchos casos son la última esperanza: permitir que arda el monte hasta parar el incendio en ellos.