Iván Pérez, bombero forestal: "Los incendios de sexta generación son como colocar una tapa a una olla, crean condiciones climáticas propias"
Los expertos piden una reflexión profunda una vez extinguidos los fuegos, sobre todo en materia de prevención

Reportaje sobre la ola de incendios en Galicia: "Son como poner una tapa a una olla"
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Santiago de Compostela/Verín
Galicia lleva muchos años luchando contra el fuego pero jamás se había enfrentado a unos incendios como los que este año han arrasado alrededor de 100.000 hectáreas en la comunidad, unas 160.000 si atendemos a los datos ofrecidos por el Observatorio Copernicus.
Los bomberos forestales coinciden al apuntar que los incendios de sexta generación han venido para quedarse y que, por lo tanto, debemos estar más preparados que nunca para hacerles frente. Fuegos devastadores y de una dimensión desconocida hasta ahora en Galicia como el incendio de Larouco, el peor en la historia desde que hay registros.
Se ha llevado por delante todo lo que ha encontrado a su paso como varias aldeas en Vilamartín de Valdeorras, donde han ardido hasta un centenar de casas. Un incendio gigantesco que como si fuese una catapulta, lanzaba bolas de fuego que ha hecho que saltase el río Sil y se expandiese por municipios del sur de la provincia de Lugo como Quiroga. Pero no es el único al que han tenido que hacer frente los equipos de extinción. Junto a este otros tres grandes incendios en Ourense han puesto al límite su capacidad, como el de Chandrexa de Queixa, que continúa activo en uno de sus focos -Vilarño-, el de Oímbra o A Mezquita, ya estabilizados. Entre los cuatro las hectáreas calcinadas rondan las 77.000 hectáreas arrasadas.
"Arrastan partículas a kilómetros"
Iván Pérez, bombero forestal desde hace más de 20 años y divulgador ambiental, señala que estos incendios de sexta generación actúan como si le colocásemos una tapa a una olla, generando unas condiciones climáticas propias que hacen muy difícil su control.
Niega además la existencia de una trama incendiaria para quemar los montes. En su opinión, aunque hay personas que se dedican a prender fuego, muchos de los incendios que hemos tenido este verano se producen por imprudencias humanas, normalmente un desbroce a destiempo, o incluso porque estos fuegos son tan voraces que "arrastran partículas a kilómetros, generando otro foco", como ha sucedido en el incendio de Retorta, en Laza, que llegó hasta la aldea de Pepín, en Castrelo do Val.




