San Simón es oficialmente Lugar de Memoria Democrática
El BOE publica este miércoles la declaración

Imagen del barco rumbo a la Illa de San Simón / Festival Sinsal

Vigo
El Gobierno de España ha publicado hoy en el BOE la incoación del expediente para declarar Lugar de Memoria Democrática el Pazo de Meirás y mañana, miércoles, hará lo mismo con las islas de San Simón y San Antón.
Visita institucional
El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, visitará hoy el Pazo de Meirás y se desplazará mañana a las islas de San Simón y San Antón, acompañado por la comisionada para la celebración de 50 años en Libertad, Carmina Gustrán.
Memoria democrática
Ambos enclaves son declarados Lugares de Memoria Democrática conforme a lo dispuesto en el artículo 49 de la Ley de Memoria Democrática, sobre los hechos de singular relevancia por su significación histórica, simbólica o por su repercusión en la memoria colectiva, vinculados a la memoria democrática, la lucha de la ciudadanía española por sus derechos y libertades, la memoria de lasmujeres, así como con la represión y violencia sobre la población como consecuencia de la resistencia al golpe de Estado de julio de 1936, la Guerra, la Dictadura, el exilio y la lucha por la recuperación y profundización de los valores democráticos.
La historia de las islas
Las islas de San Simón y de San Antonio, situadas en la ría de Vigo, fueron un espacio utilizado por los sublevados contra la II Republica como penal durante la Guerra de España y los primeros años de la dictadura franquista.
A partir de octubre de 1936, la isla de San Simón se convirtió en una colonia penitenciaria en la que los sublevados recluyeron a presos republicanos llegados en un primer momento de la provincia de Pontevedra y de toda Galicia, y, posteriormente, de otros lugares de la geografía española, especialmente desde Asturias.
El penal, donde se amontonaban los presos, estuvo abierto entre octubre de 1936 y el 15 de marzo de 1943. Por allí pasaron más de 5.600 personas recluidas. A finales de enero de 1943, apenas dos meses antes de que fuera clausurado, ingresó el recluso que hacía el número 5.616, aunque en ningún momento llegaron a coincidir al mismo tiempo más de 2.000 prisioneros.
Desde febrero de 1939, y hasta que el penal fue desmantelado a principios de 1943, se vivió la etapa más funesta de este espacio, con la llegada masiva de presos de edades muy avanzadas procedentes de toda la geografía española. Entre sus muros se tienen contabilizadas más de 517 muertes, además de las que se produjeron por ‘paseos’ y fusilamientos.




